Por Manolo JIMÉNEZ

El suroccidente asturiano ha recibido un nuevo golpe en su maltrecha coraza de acero. La primicia que adelantamos en la edición de agosto, en relación a las deficiencias del puente de la nueva Autovía a La Espina, avanza nuevas protestas vecinales. Ya uno no sabe si es fruto de la mala suerte, de la falta de planificación, de la desidia, o simplemente un cúmulo de circunstancias. Según desvelamos en la edición impresa, conllevará largos y tortuosos cortes de carretera. Pero lo peor, la falta de transparencia: no es de recibo que ni el Alcalde ni los ganaderos con fincas colindantes a las obras, no supieran, horas antes de que destapasemos la noticia, ni lo que se barruntaba ni de qué manera les afectaría… El caso es que esta amalgama de despropósitos no es más que la punta del iceberg. Salas, según SADEI, se encuentra en el furgón de cola de la riqueza en Asturias, (54 puesto de 78 y bajando…) Somos la comarca vaciada y olvidada. Esa que empieza, como dijo un empresario de la comarca, a ser una aventura romántica que no saben situar ni los asturianos en el mapa; vamos… los hermanos de sangre de la plataforma aragonesa “Teruel no existe”. Con una diferencia: últimamente somos portada de tiradas nacionales por proyectar el mayor talud de España, tener cortes de carretera intermitentemente y estar más jodidos que nadie.