«Es como si no existiera, nadie se pone en contacto con nosotros ni nos dan solución», clama la madre de la estudiante, que sigue sin poder incorporarse a las clases

Redacción/Grado

Arranca la segunda semana de clases en Secundaria y Aitana, de 13 años, sigue en casa, en Vigidel (Teverga), esperando que a su familia le den una solución para llevarla a clase, tras denegarle el transporte desde el pueblo a San Martín de Teverga, de donde sale la línea escolar. Son cinco kilómetros que la familia no puede hacer por su cuenta. «Ya no sé qué decirle. Me pregunta que cuándo va a poder ir a clase, y no tengo respuesta. En el instituto no he podido hablar con el director, nadie le pone deberes no se dirige a ella, la consejería nos dice que no saben, que a ver cuando salga la convocatoria de ayudas, pero nosotros lo que queremos es un transporte digno, como el del resto de los estudiantes, pero se ve que si eres padre de un alumno no pintas nada de nada», lamenta Iluliana, la madree de la estudiante, de 13 años y que sufrió ya el mismo problema el año pasado. El curso pasado al final le dieron una ayuda tras presentar tres presupuestos de traslado en taxi, aunque la familia tuvo que pagar de su bolsillo unos 800 euros. «La alcaldesa de Teverga está moviendo todo lo que puede, ha pedido una reunión con la consejera, pero no le han dado fecha. Y los días pasan».