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¿Por qué los jugadores sienten un subidón incluso cuando pierden?

Puede que pienses que el juego consiste en ganar, pero una serie de estudios demuestran que las cosas no son tan sencillas. ¿Por qué los jugadores, incluso los que no tienen éxito, siguen teniendo un subidón?

A nadie le gusta perder, ni siquiera a los jugadores patológicos. Y, sin embargo, siguen apostando. Si la casa siempre gana, ¿por qué volver a tirar los dados? Las personas adictas al juego afirman con frecuencia que, a pesar de las pérdidas que se acumulan, el subidón les hace volver a la mesa de juego o a la máquina tragaperras.

Pero si al final alguien pierde dinero (quizá incluso pierda su trabajo o su casa por alimentar su adicción), ¿cómo es posible que ese subidón compense los sacrificios?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la gente no juega en sitios como Botemania sólo por la perspectiva de ganar. Según estudios enfocados en adicciones conductuales, se ha revelado que hay varios factores que motivan a los jugadores a continuar apostando. Incluso cuando pierden mientras juegas, las investigaciones revelaron que tu cuerpo sigue produciendo adrenalina y endorfinas.

En una encuesta realizada a 5.500 jugadores, la perspectiva de la posibilidad de «ganar mucho dinero» fue el factor más fuerte que los motivaba a probar suerte. Pero le siguieron de cerca «porque es divertido» y «porque es emocionante».

La gente cuando juega está pagando por entretenimiento

Según otro estudio similar, esta vez realizado por la Universidad de Stanford, en California, alrededor del 92% de las personas encuestadas contaban con un «umbral de pérdida» el cual no se permiten exceder. Sin embargo, el hecho de que perdieran dinero en general después de visitar un casino, por ejemplo, no afectaba necesariamente a su disfrute general de la experiencia.

Esta investigación arrojó una conclusión significativa, la cual indica que la gente parece estar satisfecha con victorias relativamente pequeñas, y tolerará pérdidas aún más pequeñas. Por esta razón son jugadores más conscientes de que, a largo plazo, es más probable que pierdan que que ganen, y están conformes con cualquier resultado mientras la diversión sea un factor que se mantenga.

Y perder podría, al menos momentáneamente, potenciar la respuesta positiva a una victoria. Esto se debe a cómo cambian las expectativas de ganar de los jugadores durante una racha de pérdidas.

Otros investigadores, enfocados en la neurociencia, realizaron un experimento con 26 sujetos a los que se les escaneó el cerebro mientras hacían una serie de selecciones, cada una de las cuales podía tener un resultado seguro o incierto: una apuesta.

Para participar en este estudio, los jugadores debían calificar la sensación de felicidad que sentían después de casa segundo o tercer intento. A este estudio se sumaron más de 18.000 participantes que deberían cumplir con el mismo requisito, pero a través de una app.

Entre varios hallazgos interesantes, el equipo descubrió que cuando los participantes tenían una expectativa menor de que iban a ganar, su respuesta a ganar recompensas iguales era elevada. Esto se puso de manifiesto tanto en los informes de los propios sujetos sobre lo felices que se sentían como en los datos de los escáneres de IRMf.

Estos escáneres revelaron una mayor actividad en una zona del cerebro asociada a las neuronas de la dopamina. La dopamina, un neurotransmisor complejo, podría en este caso estar relacionada con los cambios en el estado emocional.

Si la gente pierde un montón de veces y eso reduce sus expectativas, aumentará su alegría cuando finalmente gane, según los investigadores. Esto, por sí solo, es tentador. Si te ocurren un par de cosas malas seguidas y tus expectativas bajan, pero luego obtienes algunos resultados buenos, probablemente serás más feliz, aunque probablemente debas alejarte en ese momento.

Pero, ¿los dispositivos como las máquinas de juego son también activamente manipuladores? Se ha escrito sobre las señales que las máquinas de juego electrónicas dan a los jugadores. Todavía se desconoce mucho sobre cómo su diseño influye en el comportamiento de los jugadores, pero, por ejemplo, muchas máquinas y casinos utilizan colores rojos y similares, considerados más excitantes.

Un factor clave para que cualquier tipo de juego sea adictivo es la frecuencia con la que los jugadores pueden hacer apuestas. Dado que la disponibilidad de oportunidades para apostar está relacionada con el nivel de problemas de juego en una comunidad determinada, los investigadores sostienen que es el número de recompensas potenciales (no las recompensas reales ni siquiera el tipo de apuesta) lo que impulsa a los jugadores patológicos.

Si incorporas un montón de pequeñas recompensas que no son necesariamente económicas, la gente seguirá respondiendo. Los juegos y las máquinas también suelen estar diseñados para mantener el interés de los jugadores ofreciéndoles recompensas sustitutivas, como crédito adicional o, tras una pérdida, la posibilidad de ganar más de lo habitual la próxima vez.

Si incorporas muchas pequeñas recompensas que no son necesariamente económicas, la gente seguirá respondiendo. Y, curiosamente, hay casos en los que los apostantes pueden intentar desarrollar una «pseudo-habilidad» como una especie de justificación para dirigirse a esas recompensas potenciales.

Los investigadores ponen el ejemplo de las máquinas de juego de Europa que están diseñadas con una lógica adaptativa que significa que pueden pagar más de lo que cobran a los clientes durante un determinado periodo, tras el cual volverán a un sistema menos generoso. Esto significa que algunos jugadores intentan buscar máquinas que han estado reteniendo botes, con la esperanza de estar allí cuando cambie la marea.

Todo esto contribuye a la idea de que gran parte del juego no consiste en ganar. Se trata del proceso de apostar en sí mismo, y de todos los factores que lo hacen agradable. Aunque la ludopatía no puede explicarse de forma tan sencilla (a menudo hay muchas razones por las que una persona puede desarrollar una adicción), es ciertamente interesante explorar cómo la emoción de una apuesta puede estar ligada al estilo y la estructura de cualquier juego que se practique.

E incluso cuando no se trata de una obsesión problemática, el juego parece seguir entreteniendo a los que vuelven a casa con los bolsillos vacíos. ¿Debes apostar todo al rojo o al negro? Bueno, tal vez no importe.

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