Luis G. DONATE
Muy buenas, bienvenidos un mes más a este nuestro rincón de tertulia y saber, de historias, de pensamientos y también de alguna tontería, esas siempre por cuenta de la casa, qué sería del humor si no recurriésemos de vez en cuando al absurdo. Me alegro de veros bien, creo que el tema de hoy os gustará, así que con vuestro permiso, vamos a ello.
Continuando con la temática del mes pasado hoy también os llevaré de viaje a la tierra que solo sirve para ser cruzada, donde el agua vale más que el oro, la tierra que fue creada para poner a prueba la fe de los hombres, el desierto. En la antigüedad se creía que el desierto del Sáhara fue creado cuando el carro de Helios, llevado por su hijo Faetón se desbocó y el Sol abrasó esa parte de la tierra. Uno podría pensar que el desierto está efectivamente «desierto», valga la redundancia, pero no es así pues la vida, siempre testaruda, se aferra y sale adelante hasta sin agua. Hay allí gentes duras, nómadas, pastores y caravaneros ahora dedicados a guiar camiones a través de las mejores rutas, viven viajando de noche, atravesado caminos que sólo ellos conocen, aprovechando el agua para llegar al siguiente pozo o a algún oasis. El que suscribe nunca ha pisado sus arenas ni disfrutado de la hospitalidad de un beduino o de un tuareg, los famosos guerreros del velo azul, pero gracias a los libros, a Saud el leopardo, a Gacel Mutgar, Lawrence de Arabia y muchos otros he podido llegar a sentir la arena entre los dientes y los ojos resecos por el viento, mientras seguía una caravana. Bien cierto es que leer es viajar.
Espero que este artículo no os haya resultado árido a pesar de su temática y que le hayáis podido sacar algo. La fantasía y la imaginación son las mejores especias para la vida. Esto ha sido todo por este mes. Que siempre encontréis agua fresca y buena sombra en vuestros viajes, hasta la próxima.
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