En mis tiempos jóvenes, cuando salíamos de la dictadura camino de una (utópica) democracia, había un principio que teníamos muy claro todos los activistas de izquierdas, la política, y muy especialmente los cargos públicos que ella podía propiciar, debían ejercerse durante un breve periodo de tiempo, para evitar los riesgos de corrupción que el poder implica, (según el dictum de Acton de Lord Acton, ‘Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely’ que viene a decir que “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente), y jamás los cargos políticos se podían convertir en una forma de vida, o en una profesión. Los políticos debían vivir de su propio trabajo, aunque ocasionalmente pudieran desempeñar el cargo público para el que hubieran sido elegidos, siempre deberían ser transitorios.
Esa era la idea de quienes impulsamos la llegada de la democracia revelándonos contra la dictadura, porque, que nadie se engañe, el cambio político no cayó del cielo, o por la benevolencia del Borbón designado por Franco; eso sí, asumiendo siempre un importante riesgo que podía traer penosas consecuencias. No nos podíamos imaginar entonces, que aquel arriesgado esfuerzo pudiera suponer, con el paso del tiempo el desmadre de corrupción, incompetencia y saqueo sistemático de las arcas públicas, que ahora es algo generalizado entre la bazofia que detenta el poder, o hace cola para ejercerlo.
En aquellos tiempos, yo, mísero de mí, no esperaba nada bueno de la derecha. Vivía ilusionado con la izquierda que debería llegar al poder, y suponía nos iba a gobernar con integridad, justicia, y austeridad, hasta convertir España en el país ejemplar que los españoles merecíamos, después de tantos siglos de ignominias, inquisidores y derechos de pernada. Nada más lejos de la realidad. Hoy, 47 años después, con el dolor que me supone haber sido tan cretino, por dejarme embaucar con tanta literatura de pacotilla y charlatanería barata, en vez de analizar lo que sucedía en los países gobernados por el socialismo, sólo siento decepción de la izquierda; no puedo estar decepcionado de la derecha puesto que de ella nada esperaba, si acaso, me ha sorprendido gratamente porque no es tan mala como suponía. Aunque, y que quede muy claro, reniego de todos ellos, izquierda, derecha, centro y mediopensionista, de una manera radical.
Estoy convencido de que no hay ni un solo político, que viva de ello, que merezca la pena. Son todos pura inmundicia.Y la sociedad, a pesar de la asquerosa manipulación a la que estamos sometidos con los medios de comunicación al servicio de políticos, banqueros, eléctricas etc. no ceja en su empeño de poner remedio a tanto desmán, aunque, a decir verdad, sin mucho éxito. Cansados y desesperados como estamos, cada vez que aparece una nueva alternativa denunciando las rufianadas de los distintos gobiernos, consiguen un considerable apoyo. Así ocurrió con Cascos cuando reapareció por Asturias, o con Ciudadanos, o con Podemos cuando calificaba a toda la clase política como “la casta”, para, inmediatamente después de tocar poder, convertirse en más de lo mismo, en muchos casos todavía peores que los anteriores.
Ahora cobra fuerza Vox, al que tampoco le otorgo confianza alguna, pero no por lo que dicen el resto de partidos, eso del cordón sanitario y otras pachangas por el estilo, buenos están todos ellos para dar lecciones de democracia, ética o libertad, cuando son incapaces de aceptar las decisiones judiciales que les contradicen, cuando traicionan sin el más mínimo rubor los compromisos públicos suscritos anteayer, cuando, por alcanzar o conservar el poder, son capaces de pactar con proetarras, golpistas, y otras roñas parecidas, cuando pretenden demonizar a otro partido emergente que propugna lo contrario que ellos, pero cumpliendo todos los requisitos democráticos, constitucionales y de la Ley de Partidos.
No, desprecio a Vox por la misma razón que desprecio a todos lo demás, porque estoy convencido que su discurso es tan falso como el de los otros, y su intención real no es otra que el enriquecimiento personal. Y así seguirá siendo siempre, mientras los mierdecillas que ocupen el poder se rodeen de otros cagayoncetes peores, que no les puedan hacer sombra. El ejemplo más palpable lo tenemos con los petimetres que dirigen el PP, intentando derribar a una auténtica revelación política, inteligente, audaz y valiente, capaz de arrasar en las urnas, cargarse de un plumazo al marqués de Galapagar, y que podría descabalgar al majadero de Casado y su putapénica comparsa. ¡Parásitos!.
El centro social de la localidad moscona acoge el sábado actividades de autocuidado a través…
El reguerano Manuel Fernández Villar, ‘Pachicón’, fue uno de los tratantes más conocidos de España…
La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies anuncia que alegará al proyecto, previsto para Posada de Rengos En…
El concejo cerró esta semana el plazo de presentación de solicitudes para conservación de montes,…
La sequía y la avispilla marcan una edición que tendrá como pregonero a Nicolás López,…
La Comisión de Fiestas repartirá castañas y sidra dulce y los donativos irán íntegramente para…
Ver comentarios
auténtica revelación política, inteligente, audaz y valiente.
Todo el rollo que metes para luego acabar con esta proclama,alzamiento de bienes de manual ,las historias de su hermano, su gran trayectoria ( llevar las redes sociales de Pekas. el perro de la Aguirre).....de pena .
Creo que deberías prestar más atención para enterarte de lo que lees. No meto ningún rollo, tan sólo me limito a expresar mi opinión, muy distante de todos los partidos políticos pero reconociendo lo que es evidente; si el arrollador triunfo de Ayuso en las pasadas elecciones no aprecias una revelación política, me temo que tienes algún problema.
Chupatintas sin profesión ni dignidad
Con ese titular y acabas ensalzando la labor de Ayuso, mueves el ventilador con el mismo rigor de barra de bar de los tertulianos habituales,ya me arrepiento hasta de perder el tiempo en contestarte.
El titular está muy lejos de cualquier ensalzamiento, más bien supone un claro desprecio a todos los políticos, lo cual no deja de ser más que mi humilde opinión, en la que me reafirmo. Por otra parte, no entiendo a qué viene eso del ventilador, rigor de barra de bar, o tertulianos habituales; me temo que ves demasiada televisión. Y por último, haznos un favor a todos, y no pierdas el tiempo.
Sinceramente, desconozco lo que le aportan a La Voz del Trubia los artículos de este señor.
Su estilo es el de la descalificación cuando no el insulto.
Las imprecisiones y la falta de rigor son también una constante.
Al margen de ideologías, lo que transmite es crispación e intolerancia, permitiéndose la licencia de faltar al respeto a los lectores.
No entiendo porqué se le permite seguir escribiendo aquí.
Reconozco que tienes un poco, pero muy poco, de razón en lo que dices, descalifico de manera genérica a toda la clase política, pero estoy convencido que tengo sobradas razones para ello; basta ver cada día las tropelías que los medios de comunicación nos transmiten sobre los hechos de semejantes parásitos. Y curiosamente, nunca nadie se ha querellado contra mi por lo que digo, por lo que se podría pensar que algo de razón tendré; y esa verdad si que produce crispación en la sociedad.
Lo que no consigo entender es en qué te basas para acusarme de faltar al respeto de los lectores. Y, por otra parte, me temo que el único que transmite intolerancia eres tú, que porque puedas estar en desacuerdo con lo que digo, pretendes censurarme.
Me voy a permitir recomendarte "un poco de talante", de aquel que prescribía Zapatero, ya sabes, aquel majadero que arruinó España hace unos poco años.