Publicado el: 30 May 2022

Ni mu

 Juan Carlos Avilés

Cuando yo era madrileño, en mi otra vida, había cosas que para mí no existían: el horario de las mareas, los mangos de las fesorias, el queso Gamoneu y, por supuesto, las vacas. Tuve que recalar en Asturias, hace ya más de una década, para encontrarme, frente a frente, con ese colosal y enigmático mamífero. Y me quedé fascinado. Una vaca ye mucha vaca, oye. Tanto que es capaz de sostener la economía de una región —aunque sea época de vacas flacas, como ahora—, pasearse como una reina por las calles de Nueva Delhi y hasta controlar el nefasto alcance de una pandemia como la que nos tocó o nos toca vivir. Incluso sentar en la presidencia de Andalucía al pepero Moreno Bonilla, gracias al voto que, con inusitada complicidad, le pidió a una vaca en la campaña electoral de 2018 (ver internet, si eso). Confieso que la primera vez que me planté delante de una flamante cornúpeta, rubia y de magnífico porte, me temblaban las canillas como si se tratara de la mismísima Kim Basinger. ¿Y si a aquel pibón en top-less (valga la licencia poética) se le cruzaba un cable y me espachurraba contra la valla del cercado? Pero no. Se limitó a mirarme a los ojos con los suyos, enormes y cautivadores, y siguió rumiando como si tal cosa y sin decir ni mu. ¡Eso era talante y una lección de saber estar! Desde entonces, cada vez que me cruzo con ellas, que obviamente son muchas, me paro y les dedico unos minutos de charla. Y os juro que siento que me escuchan; es más, hasta que me comprenden, aunque no digan esta boca es mía y a veces aprovechen el relajado lapsus para aliviarse. ¡Pero con qué naturalidad y elegancia! Al revés que el presidente andaluz, y tal y como están las cosas, en las próximas elecciones pienso ser yo quien vote a las vacas, especialmente si la candidata es la mía, la 6.321. Imaginároslas pegando carteles con el lema “España, pa prau” y el Salón de los Pasos Perdidos con la moqueta llena de saludables boñigas. Porque, puestos a cagarla, a mí me dan mucha más confianza, dónde va a parar.

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