Trubia: del carro de combate «diseñado desde abajo» a los blindados sin tripulante

Inicio Trubia Trubia: del carro de combate «diseñado desde abajo» a los blindados sin tripulante

El historiador Artemio Mortera y la jefa de Operaciones de Santa Bárbara Sistemas, Beatriz Gómez, repasaron en el Teatro Casino cien años de historia de la factoría y su futuro, en la celebración del centenario de la primera unidad acorazada del Ejército

El director de Comunicación de Santa Bárbara, Rafael Moreno, entrega un detalle al historiador Artemio Mortera

L. S. N./ Trubia

Trubia estuvo en el corazón de la modernización del Ejército español a principios del siglo XX y sigue estando a la cabeza del sector de Defensa europeo. Así se puso de relieve ayer en el acto del centenario de la primera unidad acorazada del Ejército, organizado por Santa Bárbara Sistemas con la colaboración de la Delegación de Defensa en Asturias y el patrocinio de LA VOZ DEL TRUBIA. El acto, que contó con la presencia del director general de Santa Bárbara Sistemas, Juan Escriña y el delegado de Defensa en Asturias, Juan Luis González, además del comandante Blanco, inspector militar de la fábrica de armas, se celebró en el teatro Casino, en cuyo exterior estuvo durante todo el día una reproducción del ‘carro Trubia’, la primera unidad acorazada que se fabricó en España, cedido por el Museo de la Guerra Civil de El Cueto.

Fue el experto en historia militar Artemio Mortera el encargado de contar la historia de este carro de combate «que se construyó desde abajo, asumiendo sus impulsores toda la responsabilidad», sin presupuesto y sin siquiera advertir de ello al Ejército, «no lo fueran a prohibir».

Artemio Mortera

La idea surgió del capitán Carlos Ruiz de Toledo, destinado en 1924 a Trubia, que había tenido oportunidad de ver en acción a los acorazados fabricados por la casa Renault. «Cuando llegó a Trubia pensó, aquí podemos hacer carros de combate, y lo consultó con el maestro de fábrica Rogelio Areces. El coronel les dijo que adelante, siempre que se pudiera hacer sin presupuesto. Así que es un proyecto que surge desde abajo, y sus impulsores asumen toda la responsabilidad».

Tras la construcción del primer prototipo, con algunos cambios ingeniosos para mejorar el diseño de Renault (doble torreta giratoria para instalar dos ametralladoras, y una barcaza que sobresale por el frente para derribar obstáculos, entre otros), informaron al Ejército y «de pronto todo fueron prisas para hacer las primeras pruebas», relató, arrancando risas del público, muchos de ellos trabajadores de la fábrica. Las pruebas se hicieron en Carabanchel, y pusieron de relieve varias debilidades del diseño, «porque lo probaron con toda dureza y exigencia», sin considerar las condiciones precarias en las que se había diseñado y fabricado (llegaron a tener que alquiler un taller en Madrid para hacerle arreglos de última hora a una de las unidades).

Finalmente fueron cinco los carros de combate construidos en Trubia, utilizados tanto por los franquistas como por los republicanos en la Guerra Civil

Finalmente fueron cinco los carros de combate construidos en Trubia, con los arreglos de diseño y fabricación impulsados tras las primeras y accidentadas pruebas. Mortera documentó con imágenes a todo el personal que participó en su fabricación, «los tengo a todos identificados, o a casi todos, pero por motes, así que no lo he hecho público por no ofender a alguna familia», y también el destino de los carros: uno estaba en la fábrica cuando estalló la Guerra Civil y fue utilizado por el Ejército republicano en la Cruz del Canto, y los otros tres, que habían sido entregados para pruebas al regimiento del Milán, se usaron en el frente franquista en Oviedo. Entraron por primera vez en una batalla real en la toma de la loma del Campón, en dirección a Trubia. Posteriormente uno se ubicó en La Argañosa, y fue volado por las tropas franquistas ante un avance de los republicanos, mientras los otros dos, ya deteriorados, fueron instalados en el Campo de los Patos para cubrir la fábrica de La Vega y el acceso desde Santander, como puestos semifijos, según relató Mortera, que ha identificado a uno de los carros de combate en una fotografía del desfile organizado por Franco tras ganar la contienda, junto a los Panzer alemanes. Mortera acabó su conferencia apuntando a que toda una familia de carros de combate que se fabricaron después, ya en otras factorías, como en Bilbao, nacen del diseño mejorado del carro Trubia, realizado en la factoría trubieca en 1936.

Beatriz Gómez y Rafael Moreno, en la conferencia

Tras el pasado, fue Beatriz Gómez, jefa de Operaciones de Santa Bárbara, la encargada de pasar de «de dónde venimos a dónde vamos, ya que de esta fábrica salió el primero, y siguen saliendo carros de combate y vehículos ligeros», según apuntó el moderador, el director de Comunicación de SBS, Rafael Moreno.

Gómez destacó el papel que juega España en la industria de Defensa europea, ya que es el único país, junto a Alemania, «capaz de diseñar y fabricar vehículos blindados tanto sobre cadenas como sobre ruedas», y con programas activos en los dos sistemas: el ASCOD, con mil vehículos y cuatro usuarios (como el Ejército británico o el filipino); el 8×8 Dragón, con 348 vehículos que están siendo fabricados para el Ejército español, y también sistemas de artillería, como el SIAC. Gómez bromeó con las similitudes que aún se viven en el sector, «como las prisas y las pruebas» que tuvieron que superar los fabricantes del carro Trubia, y que siguen afrontando los promotores de programas como el 8×8 Dragón o el VCZAP Castor. Para el futuro, apuntó a innovaciones en los materiales, con nuevos usos de polímeros o material cerámico, que no sustituirán al acero pero sí completarán equipamientos militares menos pesados, y señaló que ya se han hecho pruebas para crear vehículos blindados opcionalmente autónomos, que puedan ser dirigidos desde el exterior.

El centenario culminó con un debate entre trabajadores que han participado en la construcción de blindados en Trubia, con la intervención de Juan José Pardo, Fernando Arias y Jose Antonio Díaz, en un acto en el que Santa Bárbara quiso reconocer el trabajo del historiador Artemio Mortera para recuperar la historia de la factoría, regalándole una reproducción de un blindado.

El director general de SBS, Juan Escriña, junto al delegado de Defensa en Asturias, Juan José González, y otros mandos militares
Los trabajadores de la fábrica, durante la mesa redonda
Asistentes a los actos del centenario, junto a la reproducción del ‘carro Trubia’

Deja un comentario

La dirección de email no será publicada.