«Las mujeres hemos roto muchos techos en política, aunque tuve que oír lindezas como ‘vale más un alcalde malo que un alcaldesa buena’»

L. S./ Candamu

Natalia González renunció a la alcaldía de Candamo por sorpresa a pocos meses de las próximas elecciones, una de decisión que adoptó “por motivos personales”.

-¿Tras siete años de alcaldesa de Candamo, que se lleva de bueno y qué de malo? –Haber trabajado con intensidad e ilusión por mi concejo, donde mis padres trabajaron casi toda su vida profesional, en el que yo estudié y fijé mi residencia por voluntad propia y formé mi familia, es un gran honor y una gran responsabilidad que me alegra haber asumido. Me llevo para siempre la sensación de haber tenido un gran equipo y haber convertido a muchos de mis compañeros y compañeras en grandes amigos, más allá de la esfera política. La memoria es generosa y te ayuda a olvidar lo malo. Quizás por mencionar algo, la crítica cuando se hace sin criterio o fundamento, pero en general la ciudadanía es sensata y demócrata.

-¿Por qué no esperó a acabar el mandato, del que quedan solo unos meses? –Siempre tuve claro que no iba a encabezar un tercer mandato; creo que la renovación es necesaria. En diciembre comuniqué formalmente a mi Ejecutiva la decisión de dejar la alcaldía y consensuamos que este era el momento adecuado.

-¿Cuál ha sido el mayor logro de estos siete años? –Hemos construido un Candamo más moderno, más participativo, mejor conectado, involucrado con la cultura, el arte y el deporte. Hemos apostado por las políticas de igualdad y conciliación. Hemos trabajado intensamente en mejorar la calidad de los servicios y en una apuesta firme por el medio ambiente. El despliegue de fibra, el plan de ahorro energético con el alumbrado LED, las inversiones en la red de abastecimiento de agua y la incorporación a Cadasa, la Escuela de Educación Infantil, el plan de vivienda pública, el punto limpio que pronto será, por fin, una realidad… Candamo 36/37, Néxodos, las pruebas deportivas…. Son todos ejemplos del objetivo de hacer de Candamo un lugar más vivible.

-¿Y la mayor decepción? –La falta de implicación del Principado para actuaciones necesarias en materia de saneamiento, inversiones que Candamo no puede abordar en solitario. Y también el retraso sistemático de la mejora de la AS-237, ha sido finalmente licitada pero es incomprensible el abandono de más de una década.

-¿Baraja volver a la política? –Una no debe marcharse pensando en volver. Empiezo una etapa de dedicación a mi familia, amigos y a mi profesión. Sigo militando y apoyando a mi partido desde la Agrupación Municipal Socialista de Candamo.

-¿Se ha sentido arropada por la FSA de Adrián Barbón, o era más ‘javierista’? –No me gustan las etiquetas. Siento un profundo agradecimiento y respeto por Javier Fernández, fue él quien nos dio el apoyo en el 2015, a mí y a mi ejecutiva, cuando parte de la FSA no apostaba por el cambio en Candamo, y tampoco contábamos con el apoyo de quien nos había dirigido hasta entonces. Dicho esto, no soy Javierista ni Barbonista, soy Socialista. He sentido el apoyo que un Ayuntamiento gobernado por el PSOE con mayoría absoluta desde la tercera legislatura de la democracia creo se merece.

-¿Cuál debe ser la prioridad política para el próximo mandato? –Creo que se debe seguir trabajando por mejorar el saneamiento en el concejo, no es de recibo que se nos llene la boca con la agenda 2030 y sus objetivos de desarrollo sostenible, y aún no se depuren las aguas fecales en algunas zonas o incluso haya pueblos sin red de saneamiento. Pero insisto, sin el apoyo del Principado, son acciones inabarcables por un Ayuntamiento como el nuestro.

-¿Te has sentido alguna vez discriminada por ser mujer en tu carrera política? –Tengo hijas adolescentes y amigos “milenials” que creen que las medidas de discriminación positiva son innecesarias. Me alegra que tengan esa percepción, no la comparto, pero me alegra porque significa que no perciben la discriminación en su día a día. Cuando yo empecé en política hace 20 años, muy pocas mujeres estaban en las listas municipales, las concejalas no solían llevar Hacienda o Urbanismo y mucho menos Obras; esos techos ya no existen o están rotos, aunque yo tuve que oír lindezas como “Vale más un alcalde malo que una alcaldesa buena” o “¿Qué sabrá ella de hormigón?”; afortunadamente esos comentarios son los extemporáneos ahora, pero el camino recorrido es largo, aún hay mucho trabajo por hacer. No siento que haya tenido un coste personal más allá del tiempo sustraído a mis hijas, pero estoy segura de que mi compromiso político les sirve de enseñanza. El balance general es positivo.