En menos de media hora dará comienzo el 11 de febrero de este año 2023. Y en ese momento habrá pasado un año desde el fatídico 11 de febrero del 2022. Como puedes observar, querido sobrino, tenemos memoria. Yo todavía te recuerdo con frescura y cariño. Mucho he meditado sobre lo que te ocurrió. Rabia, impotencia y otras sensaciones innombrables acudieron este año a mi ser. Pero el Universo está siempre calculando. Tiene una misión para cada uno de nosotros. Para mi, para ti, para el. Eso palia mis penas. Todos cumpliremos nuestro destino. Tu ya estás en tu nueva misión. Donde sea. Y estoy convencido de que donde estés, serás feliz. La desaparición física de esta existencia, es una anécdota, pues todas las almas encuentran su nuevo destino. Al amparo del credo que quieras, de la fe que profeses, descuida, mi ser querido, el tuyo, el de todos no desaparece nunca. En tu memoria, en mi memoria permanece en forma de recuerdos. Y donde sea que su alma inmortal haya ido, estará más próximo a su felicidad. Os pido algo casi imposible. Que la tristeza no nos alcance. Disfrutar de la memoria que el desaparecido ha dejado en todos nosotros. Y pensar, pensar, que feliz será en ese otro lugar, donde todos, sin remedio nos encontraremos.

Mientras tanto, nos queda la memoria

Querido Cristian, mi memoria esta llena de tu recuerdo. Gracias por esos recuerdos.