Luis G. Donate
Muy buenas mis queridos lectores, sed bienvenidos un mes más a este nuestro rincón del pensamiento, la aventura y del conocimiento. Me alegra ver que todos estáis bien y ansiosos por discutir la materia que hoy nos atañe, así que si os place, vamos a ello.
En esta ocasión quisiera poner bajo el foco una práctica muy común, “Ir a los enredos”como decía alguien muy querido para mí. Quiero hablaros de la noble tarea que es hacer la compra, su historia y evolución en el tiempo. Si dejamos a parte los tiempos en los que uno se procuraba su propio sustento, ya fuera mediante la caza o la agricultura, creo que el primer exponente de adquisición de alimentos está en los mercados. Ya fuera mediante trueque o en épocas posteriores a cambio de monedas, estas reuniones de carácter comercial fueron también durante mucho tiempo, puntos de encuentro de la población para conseguir noticias, rumores o incluso una buena excusa para montar una fiesta. Cuando el ámbito rural pasó a un segundo plano con la llegada de la revolución industrial, los mercados permanecieron durante algún tiempo, obstinados en su labor, pero poco a poco fueron yendo cada vez a menos. Aparecieron las pequeñas tiendas y comercios de la mano de la burguesía, cuyos caprichos rápidamente hicieron florecer este nuevo estilo de venta, opacando al resto. Después de unas cuantas generaciones, las pequeñas tiendas
dieron paso a las grandes superficies donde uno puede encontrar todo tipo de mercancías. En la actualidad el mercado está en sus manos, aunque su hegemonía se ha visto en los últimos años disputada por las grandes plataformas de venta online. Cambian los medios y cambia la gente pero las necesidades son las mismas, calidad y buen precio. Hasta aquí llega esta historia del comercio contada a grandes rasgos.
Espero que, como siempre, haya sido de vuestro agrado. Cuidaos mucho, atentos a las ofertas y procurad no olvidaros la lista en casa. Hasta la próxima, quedo a vuestro servicio.
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