Luis García Donate
Bienvenidos una vez más, mis queridos contertulios, a esta nuestra humilde fuente a la sombra de los árboles. Un lugar donde se discuten las materias más variadas y siempre nos alegramos de recibir a nuevos invitados. Acomodaos por donde podáis, si os place, empezaremos enseguida. Poco tiempo antes de la publicación de estas líneas, la primavera volvió a nosotros. Como cada año, la diosa Démeter bendice la tierra con sus dones, haciendo que todo florezca.
Un gran ejemplo de ello, son las margaritas. Pequeñas, sencillas y humildes, alfombran senderos y prados con su belleza, dando color al mundo y horas de trabajo a las abejas. Siendo como son esas flores, no me extrañaría nada que las hadas las encontrasen entre sus favoritas, pues representan la sencillez, la nobleza y la amistad incondicional, además de tener (a mi juicio) una belleza sobria y natural. Cada vez que las veo, agrupadas en pequeños cúmulos aquí y allá, considero que son un regalo, una muestra de la amistad de la Tierra, una señal de que aún sonríe y no nos ha olvidado. Hasta aquí llega la reflexión de este mes, primaveral pero sin polen, apta para alérgicos. Espero que os haya gustado y a partir de ahora, le encontréis otro significado a las margaritas durante vuestros paseos.
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