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La Senda Verde, nuestro Nalón y el anticivismo

Patricia Bermejo / Las Caldas

Llega la primavera, llega el veranito, llega la masificación de “fugados” de la ciudad a nuestra bonita, atractiva y “golosa” desde el punto de vista “amantes de la naturaleza en modo rápido” Senda Verde, pero con ello llegan, un año más, las actitudes incívicas y los comportamientos deplorables de algunos, que para nada de todos. Es triste pasear entre Las Caldas y Fuso de la Reina y encontrarse la caseta informativa de las aves acuáticas del río como si fuese una esquina de una nave industrial abandonada del Bronx, y no lo digo porque el Ayuntamiento de Oviedo la tenga así (abandonada), sino porque se necesitarían dos docenas de guardias jurados a lo largo del trayecto en ciertas fechas del año para intentar evitar lo inevitable, pues en la voluntad de cada cual radica, y en ningún otro sitio más, el tener un mínimo de civismo, y digo mínimo pues el espectáculo que uno se encuentra algunos días es como para emplear otro tipo de adjetivo que omitiré por eso de no emplear palabras fuertes.

Si entra uno a ver el cartel de las aves que acampan por las aguas, con lo que se encuentra de acampada es con latas de cerveza (normalmente las más baratas de oferta en el Carrefour de turno ), excrementos de perritos o perrotes, según la suerte del día…, preservativos, restos cigarros liados a mano de cualquier cosa menos Marlboro precisamente, y si hay fortuna hasta aparece alguna botella de whisky o de ginebra vacía, acompañada de un par de plástico de dos litros, de esas de naranja o cocacola… y miren, que está muy bien divertirse, y que cada cual haga de su capa un sayo pero lo que no es permisible es que se utilice un espacio verde que debería ser ejemplo de la conducta contraria para montar escenas a lo John Travolta y Uma Thurman en “Pulp Fiction”, pues esto no es una peli de Tarantino (lo de “verde” es por el entorno natural , no tiene otras connotaciones erótico-festivas, no se si esto lo pillaron o es que los matorrales a la sombra les confunden) si no uno de los ecosistemas más bellos y destacados del centro de Asturias.

Y no se crean que esto pasa sólo en la mentada caseta de los pájaros, si no que si uno asoma la cabeza (o la patita, como en el cuento de Caperucita ) al río y mira hacia las piedras de sus orillas, esas que tanto protege la Confederación Hidrográfica del Cantábrico y que si un niño coge un par para pintar de colores en el cole le multan (tiene guasa esto), en las llamadas “playas fluviales” o en los pozos o cuevas del lado de Caces, no sólo del de Las Caldas, se encuentra con todo lo mencionado anteriormente además de ver cómo decenas de chavales en estado de embriaguez se meten en el río cantando y saltando como posesos, como si no hubiera mañana, sin tener la más mínima idea de que el Nalón no juega, el Nalón no entiende de bromas, el Nalón engaña, el Nalón traiciona, el Nalón esconde sorpresas, y, por encima de todo, el Nalón siempre gana, de un modo u otro gana, y esto lo escribe quien fue socorrista en muchas ocasiones y ha sacado del Nalón a más de un imbécil haciendo el canelo, poniendo en riesgo mi preciada vida al hacerlo. Que sigan, que sigan, que luego pasa lo que pasa y volveremos a llorar por otra desgracia humana fijo.

Y miren, señores, sólo se escuchan críticas, cuando se entra a tomar un café en cualquier bar de la zona, respecto a que faltan carteles de “Prohibido el baño”, a que si este Ayuntamiento no vigila lo suficiente, a que si la culpa es de los padres, a que si la Guardia Civil nunca está donde tiene que estar, etc, etc… y entre todo esto hay cosas ciertas pero otras que no son más que bravuconadas proferidas desde el más absoluto de los desconocimientos, es el criticar por criticar sin saber de lo que se habla y sin conocimiento de causa, es soltar chorradas cuando el vino o la sidra corren por las venas más que la sustancia gris por el cerebro; la reflexión debe ser otra: la Guardia Civil sí pasa, sí mira, sí hace, el problema es que no puede hacer más para controlar semejante descontrol (valga la redundancia); el Ayuntamiento sí limpia (los Servicios Municipales de Limpieza pasan a diario y lo hacen a la perfección, esto no me lo dicen, yo lo veo, me consta de primera mano), al igual que sí se desbroza y retira la maleza, y al igual que la Policía Municipal pasa un montón de veces al día; pero nada de esto es suficiente para controlar a una manada de descerebrados. Sólo ellos y sus conciencias (si tuviesen una mínima) podrían y deberían controlarse, pero me da que la educación que les ha faltado recibir en su vida ya es un poco tarde para exigírsela ahora y esperar comportamientos acordes a ella y a un mínimo civismo social.

Hay cosas de la Senda que no se pueden evitar, como que los malos olores del río Gafo acompañen a transeúntes y ciclistas, o que nos roben una vez tras otra el cobre de los túneles y los dejen sin luz (esto sí que daría para escribir la Biblia en verso y sobre esto del cobre hablaré en otra ocasión), que los mosquitos y moscones nos ataquen como si fueran una plaga de las 7 plagas de Egipto, pues eso va con “la entrada”, quiero decir: que eso es fruto de la combinación de río, vegetación, temperatura, humedad, …, o que los ciclistas se caguen en la pobre madre de los transeúntes y viceversa porque ambos están convencidos de que “la calle es mía”, como decía Manuel Fraga en sus tiempos, y no estén dispuestos a ceder ni un ápice en su posesión del terreno que pisar, pero hay otras que si pueden y deberían ser evitadas.

En estos pueblos, en toda la Ribera de Abajo, vive gente, mucha gente, gente que sabe comportarse a la perfección, que valora su patrimonio, que pelea por ver sus caminos limpios, su senda en orden, su río tranquilo, y que sólo pide poder salir a pasear en paz, y esa gente es la que tiene todo el derecho del mundo a ser escuchada y toda la legitimidad para exigir cualquier medida que pueda paliar estos comportamientos. Los vecinos del Valle deben ser escuchados siempre, por los unos y por los otros. El Nalón no tiene dueño, el Nalón es de todos, el Nalón somos todos, y todos tenemos todo el derecho del mundo a poner el grito en el cielo o donde sea necesario si se le ataca de una forma frontal. To be continued.

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