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Savia nueva para un árbol autóctono

Teverga acoge desde 2020 una empresa que fabrica bebidas saludables y productos cosméticos a partir de la explotación del abedul de las Ubiñas

Arriba los tres emprendedores

Rafael Balbuena / Teverga

Desde hace unos años es habitual encontrar en supermercados y tiendas de alimentación toda una nueva gama de productos vegetales. Ya no extraña ver la oferta y el éxito que alcanzan las bebidas de soja o de kombucha, los preparados a base de semillas de chía o los arroces de toda variedad. Por no hablar de la proliferación de cervezas artesanas, panes de escanda o siropes de frutas exóticas o de corteza de arce.

Y con ciertas similitudes a este último producto, pero con un uso que lo acerca más al de plantas como el aloe vera o el árbol del té, en Teverga se comercializa desde hace un par de años una bebida prácticamente desconocida por estas latitudes, hecha a partir de la savia de un árbol tan común como inesperado para estos usos: el abedul.

“Es cierto, actualmente apenas hay implantación local de esta bebida y diría que hay casi un secretismo en las modalidades de fabricación”, señala Miguel Couto, responsable principal de La Savia de Abedul, junto a Christian Acurio e Ignacio Valdés. Constituidos en empresa, se establecieron en Entrago, viendo en este producto y sus derivados una oportunidad de negocio viable para ser implantado en un entorno como el de las Ubiñas/La Mesa. Y como suele ser habitual en propuestas llamativas, todo surgió de una manera verdaderamente casual. “Yo estaba de viaje por Finlandia, y allí, en un pueblo, vi un grupo de señoras que estaban tomando una bebida que me llamó la atención”, indica Couto. Ni corto ni perezoso “les pregunté, pero como no hablábamos el mismo idioma, una de ellas me acercó hasta un bosquecillo que había cerca, y por signos me indicó que era algo de aquel árbol. Yo sabía que era un abedul”, prosigue Couto. Intrigado por aquello, “quise investigar de qué se trataba, porque no tenía ni idea de que lo que estaban bebiendo, que además estaba ya embotellado, pudiera ser algo relacionado con los abedules. Y no tardé en dar con el dato y ver que era un producto muy útil e interesante”.

Tirando de ese hilo, y ya de vuelta en Asturias, Miguel fue profundizando en las virtudes y usos de la savia de este árbol. “Su fermentación genera un producto con muchas cualidades preventivas, de las que se benefician los órganos por donde pasa el líquido”. Así, asegura, “limpia y drena el organismo, y ayuda a cicatrizar alguna pequeña herida interna que pueda hallarse en el tracto digestivo, los riñones o el páncreas”. No obstante, su empleo es “preventivo, no médico”, recalca, y aunque también sirve como laxante y antioxidante, Couto indica que “no se trata de un medicamento sino de una bebida, como lo puede ser el té verde o el café”.

Y la pregunta del millón ¿a qué sabe? “Nos dicen que a muchas cosas”, responde Couto. “En la Feria de Muestras de Gijón nos cedieron el uso de un stand y allí tomamos nota de lo que decía cada persona que invitábamos a probar la bebida”, explica. “Unos decían que les sabía a suero de yogur, otros que les recordaba a cítricos, otros hablaban de un gusto a madera… Lo esencial, sobre todo, es que es una bebida saludable, con fermentación no alcohólica y de sabor suave”. A partir de entonces empezaron a diversificar producto, con la adición de la savia a otros productos alimentarios y la apertura de una línea cosmética: “si solo tienes un producto, te expones a enfocar todos tus esfuerzos al éxito de un único factor, por eso hay que abrirse no solo a distintos sabores sino también a los distintos usos que el abedul ofrece”, aduce Miguel. Habida cuenta de que esta especie comparte suelo con otros árboles como el haya, que absorbe recursos pero no soporta climatológicas más duras, la explotación de este árbol se da solo a partir de altitudes elevadas en las que el abedul ya no tiene ese competidor natural, por lo que es solo en las alturas donde crece en condiciones óptimas. Se trata de una especie autóctona y muy habitual en el Parque de Las Ubiñas, de modo que Teverga, uno de los lugares donde más abunda, parece un lugar ideal para extraer su savia. Por ello su producción “es sostenible y no genera huella de carbono”. Sin embargo, no todo es idílico. “Para ser respetuosos con el árbol, la savia solo se puede extraer en momentos muy determinados de la primavera” y la obtención de permisos o los plazos burocráticos “llegan a ser paralizante”, asevera Couto. Además, “hay un problema añadido para autónomos como nosotros, que es la velocidad en la distribución y la entrega, que requiere rapidez para que el producto no corra riesgo de que se deteriore”.

El futuro, en todo caso, es esperanzador y Couto y sus socios apuestan por seguir creciendo, paso a paso. De momento sirven a clientes de toda España y empiezan a tener pedidos desde el extranjero, concretamente desde Francia.

El emprendimiento como opción laboral sigue siendo una tendencia en aumento en Asturias, con la progresiva aparición de negocios basados en la elaboración de productos basados en recursos autóctonos. El consumidor, en todo caso, tiene ahora la palabra.

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