Frescos medievales en peligro en Tineo

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Las pinturas del monasterio de Bárcena del siglo X, descubiertas al retirar los retablos hacia 1985, se deterioran con el paso del tiempo y no han sido estudiadas ni protegidas

Algunos de los frescos del monasterio / F. R.

Fernando Romero / Tineu

Hacia 1985, por una casualidad, el cura de San Miguel de Bárcena (Tineu) observó que detrás de los retablos había frescos antiguos en policromía y decidió retirarlos para que los feligreses pudieran contemplarlos. Además se rascó la pintura de las paredes para poder sacarlos a la luz, acción que Patrimonio ordenó paralizar de inmediato para evitar su destrucción. Posteriormente expertos del Principado llevaron a cabo catas en las paredes laterales para determinar si había más frescos, aunque no encontraron nada más.

Han pasado casi cuarenta años y nada más se ha hecho. Según fuentes vinculadas a este cenobio altomedieval, las pinturas se deterioran día a día y algunas apenas se pueden ya percibir, como el caso de la Virgen Dolorosa o el pantocrátor del ábside de la bóveda. Aunque hay dudas sobre la datación exacta de las pinturas (de hecho no se ha realizado ningún estudio en profundidad nunca) lo cierto es que recientemente se ha sustituido el panel informativo exterior (cuyas letras estaban totalmente borradas) por una infografía que resume la historia del cenobio y en la que se señala que son medievales: «Dos pequeños absidiolos laterales y la bóveda de cuarto de esfera poseen interesantes pinturas descubiertas tras los retablos. Son medievales. Son pinturas sencillas, ingenuas, de autores populares».

Los vecinos de este pueblo sabían ya de la existencia de estas pinturas antes de que salieran a la luz. Algunos afirman que el hecho de haber retirado los retablos fue un factor que influyó en su rápido deterioro. Además de estos frescos que representan escenas de la vida de Jesús, cuando la escuela taller de Tineo restauró entre los años 1992 y 1993 el tejado, se descubrieron cenefas y pinturas geométricas.

 

Crucifixión descubierta bajo la pintura / F. R.

Fundado en el siglo X La fundación del cenobio en el año 937 se atribuye a los condes don Fruela y doña Totilde, bisabuelos maternos del fundador del monasterio de Corias. Los condes reconstruyeron una pequeña iglesia familiar en estado ruinoso y consagrada a San Miguel para hacer el monasterio de carácter familiar con explotación ganadera de autoconsumo y en «régimen de herederos». El Rey Alfonso V otorgó el 1 de mayo de 1010 el privilegio de todo tributo regio para sus habitantes, es decir que los campesinos en vez de pagar al Rey pagaban directamente al monasterio. Además concedió una serie de brañas, lo que vincula este cenobio con los vaqueiros de alzada. De hecho, una de las puertas laterales, hoy prácticamente enterrada por el recrecimiento del suelo, era por la que asistían a los oficios religiosos los vaqueiros, a los que no se permitía mezclarse con el resto de los feligreses. Uno de los elementos más interesantes del monasterio es su claustro, fabricado en madera, muy similar al de la colegiata de San Pedro de Teverga, del primer románico. Se reconstruyó en los años 90 a partir de los restos conservados. La iglesia es de ábside semicircular y de planta rectangular y en su interior se conserva una lápida funeraria enmarcada por follajes de tipo oriental del siglo X que corresponde a la condesa Aragoti, nieta de los fundadores.

El pintor y erudito de Navelgas (pueblo vecino de Bárcena del Monasterio) Manolo Linares, afirma que la restauración que se hizo en la década de los noventa «quedó a medias y es una manera de tirar dinero, porque no vale de nada si no se le da un recorrido. Ocurre con Bárcena, pero también con Obona.» Para Linares el Principado debería plantearse algún uso para estos edificios que permitiera su conservación. «En Segovia se dan becas para hacer colonias de verano en sitios similares y se apoya económicamente a los ayuntamientos para su mantenimiento». Otra opción posible como destino, añade sería «ser usados como albergues de peregrinos, es algo fácil, sencillo y asequible para la Administración. Lo de gastar dinero sin mantenimiento posterior no vale, al final se sigue deteriorando y es tirar el dinero».

 

El monasterio fue fundado en el siglo X

Francisco Javier Rodríguez fue alcalde de Tineo entre 1990 y 1995 por Unidad Campesina y asegura que en este monasterio altomedieval solo se hicieron dos intervenciones, una entre 1992 y 1993, a cargo de la Escuela Taller con financiación regional y otra posterior, hace unos diez o doce años, al tener que levantarse todas las tejas de la iglesia, ya que eran de muy mala calidad y estaban dando problemas. «Nunca se hizo nada más y menos respecto a las pinturas del interior del templo». Este periódico contactó tanto con el Principado como con el Ayuntamiento, pero no han facilitado ninguna información sobre la existencia o no de algún proyecto de intervención para el monasterio. En la Universidad de Oviedo tampoco hay constancia de que se haya realizado ningún estudio sobre las pinturas medievales encontradas en sus paredes.

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