Otoño, tiempo de la berrea

El de la berrea es uno de los espectáculos más intensos que aporta la fauna ibérica –los ciervos, en concreto-  y es durante el otoño en el monte cuando se puede disfrutar de el

Berrea

Rafa Balbuena / Teverga

Verlo, oírlo y hasta olerlo para vivirlo. El de la berrea es uno de los espectáculos más intensos que aporta la fauna ibérica –los ciervos, en concreto- durante el otoño en el monte. Y es en los meses de septiembre y octubre cuando en Asturias se puede disfrutar de él con la mayor intensidad.

De hecho, en la Cordillera Cantábrica solo ocurre en un plazo breve, de apenas veinte días, según explican David Rojo y Daniel Fernández, de Biosfera Aventura, que coordinan distintos grupos de visita por los Valles del Oso en estas pocas semanas en las que los venados braman, se exhiben, se retan, se pelean a cornadas por las hembras y se aparean en los montes de Teverga, Proaza y Quirós. Un ciclo natural que, si bien en otras zonas de la península llega a durar hasta un mes y medio, en Asturias se concentra entre el fin de septiembre y el inicio de octubre, “tras las primeras lluvias del otoño, siguiendo el dicho ‘lomo mojado, venado celado’”, explica David Rojo. En unos pocos días se reúnen los harenes de hembras y los machos, que ya han desarrollado las cuernas, se baten entre ellos en combate, entre reclamos continuos de desafío, hasta que el más fuerte se impone y empieza la monta con las hembras que elige. Después el ritual va bajando de intensidad hasta que los venados se dispersan, perdiendo tras el invierno la cuerna los machos, por un lado, mientras las hembras, por otro y ya preñadas, se pierden en el monte y siguen su ciclo hasta que nacen las crías. “No es solo el bramido, que cuando se reúnen diez o doce machos es impresionante de por sí”, señala Daniel Fernández. “También es el efecto del eco a través del monte, que cambia mucho si lo comparas en la época que hay silencio, y que crea un ambiente que llega a impactar”. Eso y la posibilidad de ver a los ciervos luchando entre ellos a cornadas, incluso de ver la monta “es el objetivo de los recorridos que hacemos, siendo respetuosos con la fauna para no interferir ni espantarlos, y poder mostrar este espectáculo al público con garantías y con datos científicos”, aseguran ambos. Así, armados de prismáticos, telescopio y cámaras fotográficas, numerosos interesados han podido ver y oír a distancia este “concierto de vida”, que en algún caso, según confirma Fernández, “puede olerse, sobre todo si vas por el monte más cerrado, porque los machos dejan ese olor a almizcle de cuando están en celo”. Aunque para eso hay que acercarse más a los grupos y no es conveniente, para no interferir en su ciclo”, insiste.

David Rojo, que es biólogo de formación y profesión, señala que “la berrea se va extendiendo de las zonas bajas a lo alto, y en muy pocos días los grupos de ciervos se dispersan”, indica en relación a las salidas que, durante el mes de septiembre, realizaron por el concejo de Teverga. Fueron unas jornadas “intensas, en las que pudimos observar bien el fenómeno”. Para ello trabajaron en equipo tanto con el taxista de Teverga, que facilitó el transporte hasta la proximidad de los lugares de avistamiento, como La Taberna de Narciso, que proporcionó menú para aquellos que se animasen a reponer fuerzas después de las salidas al monte, que ocuparon la tarde de los viernes durante cuatro o cinco horas, saliendo de San Martín hacia las 5 y regresando a la caída del sol. Por ello, en octubre “repetimos la experiencia, pero en la zona de Somiedo, que está a más altura y es más complicado de llegar, porque hay que caminar más y en zona de montaña, pero es que al durar tan poco esta fase en Asturias hay que aprovechar esos pocos días al máximo”. “De hecho, la naturaleza no espera, y eso es algo que el público no especialista cada vez entiende mejor”, añade Daniel Fernández. “Cada vez hay más gente dispuesta a adaptarse para venir a la berrea por semana, en vez de esperar al sábado, cuando hay más tiempo libre”. Son pocos días, en efecto, y la clave está en salir a la berrea cuantas más veces, mejor. “El punto álgido varía cada año”, añaden ambos guías. Aprovechar el veranillo de comienzos de octubre es buen comienzo. Y tener un poco de suerte.

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