Cuarenta años en la fábrica: «Vimos horas muy bajas y ahora da gusto ver tanta gente joven»

SBS rindió ayer homenaje en Trubia a 180 trabajadores que cumplieron cuatro décadas en la factoría, ante los que el director general, Juan Escriñá, anunció la firma del contrato del VAC

Redacción/ Trubia

«Vivimos horas muy bajas, algunas que no quiero ni recordar, como el cierre de La Vega, y hoy da gusto ver entrar tanta gente joven por la puerta todos los días a trabajar». Ana Rosa Martínez es, junto a Bibiana Tamargo, una de las pocas mujeres que ayer recibieron el homenaje de la empresa Santa Bárbara Sistemas por sus cuarenta años en la fábrica de armas. En total, fueron 180 trabajadores, con cuatro décadas o más de trabajo en las fábricas de armas de Oviedo, Trubia y La Vega, los que recibieron el homenaje de la cúpula directiva de la empresa y de sus compañeros, en un acto en el que el director general de SBS, Juan Escriña, anunció la firma del contrato del nuevo VAC (vehículo de apoyo de cadenas), 1,9 millones de euros en esta fase, un contrato «que nos llevará fácilmente hasta los cerca de mil vehículos», mientras siguen en marcha otros importantes encargos para el Ejército, como el de los 8×8 VCR Dragón.

Mucho futuro para una empresa que acumula experiencia y un largo pasado, encarnado en personas como Valentín Álvarez, uno de los homenajeados ayer, que entró con 15 años de aprendiz y a los 18 años logró su primer contrato, manteniendo la tradición de cinco generaciones de su familia, todos ellos trabajadores de la fábrica. «Antes, cuando yo empecé, esto era más como una familia: la gente que entraba a trabajar era toda de la zona, de Trubia, de Proaza, de Grao, los conocías a todos. Ahora viene gente de todos los sitios de Asturias, hay pocos de aquí». Álvarez nota en estas nuevas hornadas de trabajadores la falta de una formación específica como la que daba la Escuela de Aprendices, «había tres años de formación muy buena, y una oposición, entraban los 30 mejores en el examen», apunta Álvarez, que trabajó, tanto él como sus compañeros, en los principales programas de la empresa, como el Pizarro, el Leopard, el Obús 155, el Ayax o el 8×8.

Ana Rosa Martínez y Bibiana Tamargo empezaron también hace más de cuatro décadas, la primera entró en La Vega hace 41 años, tras aprobar una oposición, y también con vínculos familiares en la factoría. Estuvo en Nóminas y luego en Contabilidad, haciendo trabajo de oficina, pero asegura que allá por los años 60 no era infrecuente ver a mujeres también trabajando en los talleres. Bibiana Tamargo entró en la fábrica de Trubia en 1979, también en las oficinas. Ambas vieron evolucionar la fábrica, y destacan el enorme cambio tecnológico que ha vivido, «los últimos años ha sido brutal, increíble».

En el acto tomó la palabra el ingeniero Lorenzo Vicente, ejemplo de las nuevas hornadas de trabajadores de la compañía. «Es un orgullo recoger el testigo, y coger el relevo, son un buen ejemplo, esperamos estar igual que ellos dentro de 25 o 30 años». El ingeniero destacó que se trata de una compañía «que ofrece muchas oportunidades de crecer, porque la innovación es constante».

En el acto, Juan Escriñá señaló la solidez del trabajo de la generación de trabajadores que recibió el homenaje, «el nombre de Trubia es conocido en el ambiente de Defensa por su excelencia», y puso el acento también en el esfuerzo de la compañía por dar un entorno estable de trabajo donde «desarrollar una carrera profesional, en la que además es imposible caer en la monotonía, porque hay retos constantes». Entre ellos, que en Trubia se vuelvan a construir cañones, «estamos trabajando en ello».

Los trabajadores recibieron como recuerdo del día la reproducción de un Pizarro y compartieron con la cúpula directiva una comida en uno de los grandes talleres de la factoría trubieca.