Casa de Manolito el Pollero, poeta

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Nacido en Madrid en 1909, este entrañable personaje que se afincó en San Justo fue amigo de Cela, que prologó su único libro

La casa de Manolito el Pollero, en San Justo / Javier F. Granda

Javier F. Granda / Salas

“En esta casa buscó el descanso y la paz el poeta Manuel Fernández Sanz que en la vida y en la poesía quiso ser solamente Manolito El Pollero”. Así reza la placa colocada en el acceso principal de la casa que fue también domicilio de su hijo Sabino Fernández García, propietario de la granja de San Justo. Nació Manuel Fernández Sanz en Madrid el 11-9-1909 y falleció en San Justo el 29-6-1966. Le gustaba decir por el Madrid bohemio que era el único poeta que vivía de la pluma, gracias, eso sí, a la pollería que su familia tenía en la Calle de Tetuán. Quiso la casualidad que mi retina se posara una mañana de domingo sobre un librito hacinado en montonera del Rastro madrileño. Al hojear sus páginas choqué de frente con este personaje que me remitía a lugares conocidos, al pueblo de San Justo, llevándome a reconocer minuciosamente la edición de Reino de Cordelia (2020) que con el título ‘Silva, grillera y cigarral de Manolito el Pollero’, prologaba Camilo José Cela, amigo personal y su primer y único editor en Papeles de Son Armadans (1966). Cela escribe de Manolito El Pollero que era “hombre honesto y entrañable que pasó por la vida casi de puntillas, bebiendo vasos de blanco, dignificando ripios y sonriendo, ¡Dios lo bendiga!, a putas, hampones y menesterosos”. En el mismo prólogo indica Cela que “Manolo dejó los versos que ahora publico y me expresó su deseo de que apareciesen en esta Colección Juan Ruiz; pensaba haberse pagado la edición pero, por desgracia, ya no podrá hacerlo. Tampoco a nadie, en su nombre, se lo permitiría”. Remito a este libro para conocer más detalles sobre la interesante relación de Cela con Manolito El Pollero y sobre su propia obra poética. Su casa de San Justo, en el barrio de La Riba, es amplia y bien emplazada en una loma que asciende desde los pies mismos del cementerio donde yace el poeta y su familia. Se orienta la casona al este y ocupa un solar cerrado con verja en el que se distingue un discreto jardín. Se trata de una edificación elegante elevada sobre planta baja y dos alturas, con cubierta a cuatro aguas y casetón en el bajocubierta. Fábrica de mampostería, sillares labrados en molduras, recercos, vanos e impostas, dispone de un arco rebajado en el acceso principal y una placa a modo de clave donde se inserta la data de su edificación: 1919, con las iniciales YGC. En la planta baja de la fachada oriental, la más sobresaliente y donde se insertan los huecos ordenados, se abren dos ventanas cuadradas a ambos lados de la puerta principal, sobre ellas, en la primera planta cuatro ejes, en los dos centrales más cercanos, sendos balcones pareados y otros dos simétricos en los laterales, uno a cada lado, repitiendo idéntica disposición en la segunda, con la salvedad que en la primera los balcones centrales se plantean sobre voladizo corrido que apoya en ménsulas haciendo coincidir su descarga sobre las jambas del arco inferior. Todos disponen de antepechos en hierro decorados. Bajo el alero, un friso en madera que se desarrolla en todo el perímetro, con decoración geométrica y canecillos pareados a modo de ménsulas portantes. La ordenación de huecos en el resto de las fachadas es más irregular que en la principal que ha sido despojada de la carga original lo que lamentablemente desvirtúa el conjunto. En el costado occidental, hacia la Vega del Narcea, dispone de una galería.

El Catálogo Urbanístico de Salas le asigna un grado de protección parcial y se identifica como “Casa de Don José”, añadiendo que fue mandada construir por emigrantes a América. En San Justo, como decimos, yacen los restos de este poeta de la bohemia madrileña y pervive la magnífica casa en la que gastó sus últimos días.

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