Comisión Ejecutiva del PSOE de Grado

En la sociedad actual, la tolerancia política es más que una virtud, es una necesidad. En un mundo cada vez más polarizado, donde las diferencias de opinión se convierten en trincheras, es fundamental recordar que la diversidad de pensamiento es la base de cualquier democracia saludable.

Sin embargo, en los últimos tiempos, hemos sido testigos de un fenómeno preocupante: la intolerancia política. Esta se manifiesta de muchas formas, desde el rechazo y la descalificación de las opiniones ajenas hasta actos de vandalismo como la destrucción de cartelería y propaganda electoral.

Destruir la propaganda electoral no es solo un acto de vandalismo, es un ataque a la democracia misma. Cada cartel, cada folleto, representa una voz, una opción, una oportunidad para que los ciudadanos se informen y tomen decisiones informadas. Al destruir estos materiales, se está silenciando esa voz, se está limitando esa opción, se está obstaculizando ese proceso de toma de decisiones.

La tolerancia política implica respetar el derecho de los demás a tener y expresar opiniones diferentes a las nuestras. No significa que tengamos que estar de acuerdo con esas opiniones, pero sí que debemos permitir que se expresen y se discutan de manera abierta y respetuosa.

Promover la tolerancia política es responsabilidad de todos. Los políticos deben dar ejemplo, evitando el lenguaje divisivo y buscando siempre el diálogo y el consenso. Los medios de comunicación deben proporcionar información equilibrada y evitar la propagación de discursos de odio. Y nosotros, como ciudadanos, debemos aprender a escuchar, a debatir y a discrepar con respeto.

La tolerancia política no es una opción, es un requisito para una sociedad democrática saludable. Es hora de que todos hagamos nuestra parte para promoverla y protegerla.