Publicado el: 11 Jul 2024

Sangre inglesa en Trubia: los Pool

Cabe destacar de esta prolija familia trubieca que del segundo matrimonio de Diego Pool con la moscona Victoria Ordiales desciende la reina Letizia

Pool, destacado con un círculo, rodeado de herreros y cilindreros en una foto de Jules David-Caraz de 1881

Antonio Villalba y Roberto Suárez/ Trubia

Para conocer nuestro rancio abolengo no está demás hacer mención ahora a una familia que se asentó en Trubia a mediados del siglo XIX, y que luego se dispersó por todo el mundo y, que aún hoy, contamos entre nosotros a dos de ellos. Nos estamos refiriendo a la familia Pool, a la que dedicamos este artículo.

Podemos deducir, no sin ciertas cautelas, que la llegada de esta familia inglesa a España obedece fundamentalmente a dos factores. En nuestra opinión tiene que ver, en primer lugar, con la salida forzosa de Elorza al extranjero (1823-1828), estudiando en las diferentes universidades de Europa, sus visitas a diferentes ferrerías y sus contactos con el III Conde de Villafuertes, Philippe Adolphe Lesoinne, Joaquín María Ferrer Cafranga en París y Martín de los Heros, establecido en Lieja; estos dos últimos, expatriados que habían sido condenados en España a muerte por rebeldía. Figuras todas ellas clave en los comienzos de la industrialización asturiana. Ambos personajes tenían estrecha relación con Nicolás Maximilien Lesoinne, un liberal de Lieja que en el siglo XIX domina la vida política y cultural de esa ciudad, tercer hijo de Philippe. Sin olvidar que por aquellos años se había enviado a un emisario de los ministerios de Hacienda y de Marina con la misión de buscar capitales e inversores para revertir la situación de dependencia de España del extranjero en metales, cuando era un país rico en materias primas: carbón y hierro.

Otro factor que no debemos pasar por alto —y a nuestro juicio es concluyente— son los continuos viajes de Elorza y que arrancan en Málaga en el verano de 1829 con la pretensión de visitar Francia, Bélgica, Holanda, Austria, Rusia, Italia, Alemania, Inglaterra y Suecia para ponerse al corriente de las nuevas técnicas, y adquisición de maquinaria. El segundo, en el verano de 1837 y que se alargará hasta finales de octubre o principios de noviembre. Este segundo viaje coincide en el tiempo con la presencia y contratación de Pool en la ferrería de El Pedroso.

En base a lo anteriormente expuesto, mantenemos ciertas dudas sobre la presencia de esta familia en la Asturian Mining Company, aunque no lo descartamos del todo porque este experto maestro podría haber sido reclutado por los promotores de la compañía con capital hispano-belga en sus comienzos en 1833 y que había emprendido la explotación hullera para atender la demanda del combustible fósil de la Marina y de la incipiente industria catalana y andaluza. Desde luego sus conocimientos no eran coincidentes con las intenciones de la compañía. Más bien nos inclinamos por pensar que, merced a sus contactos en Europa, pudiera haber coincidido con él en su periodo de refugiado y estudió en universidades europeas y tal vez fuera recomendado a Elorza para las ferrerías de Manuel Agustín Heredia y posteriormente recuperado para El Pedroso.

Thomas Pool se casó con Sarah Cornforth y tuvo un hijo llamado Thomas Pool Cornforth, nacido en Inglaterra el 16 de enero de 1807, concretamente en Tipton (condado de Staffordshire). Un muchacho que en nuestro país adquirió un profundo conocimiento de la lengua y de sus costumbres, y en Inglaterra estudió francés y alemán. Su padre le recomendó estudiar medicina, pero él se decantó por la ingeniería civil.

Thomas Pool hijo se casó el 28 de septiembre de 1824 en Brewood (Staffordshire), con Elizabeth Perry, cuatro años más joven, y de esa unión nacieron varios hijos, enviudando muy pronto. En 1834 trabajando en las ferrerías de «La Constancia» y «La Concepción» que Manuel Agustín de Heredia tenía en Málaga, Thomas conoció a Eliza McCormick (6 de marzo de 1812-Trubia, 30 de junio de 1860), una enfermera escocesa de Kilmany, nacida el seis de enero de 1807, que trabajaba como dama de compañía de una rica anciana inglesa. Cuando Eliza volvió a Inglaterra con su patrona, Thomas viajó a la isla y se casaron, iniciando una nueva vida en Stafford (Inglaterra), época en la que él trabajó en una naviera. Eliza (ahora Isabel), tuvo que volver a España por sus problemas de salud. Fallecería en Trubia a mediados de 1860, siendo trasladado su cadáver a Mieres, al cementerio protestante, conocido como «cementerio de los franceses».

Isabel y Thomas tuvieron varios hijos: Matilda que nació en Málaga en 1838, Thomas, y Elizabeth, que luego sería conocida en Trubia como «Mariquita», nacidos ambos en West Bromwich, Staffordshire (Inglaterra); Jane, nacida en Constantina (Sevilla), en 1848, así como dos varones, Frank y Joseph, nacidos en El Pedroso (Sevilla), en 1850 y 1854 respectivamente. Como podemos ver la familia viajaba de una fábrica a otra, eso sí, todas ellas relacionadas con el artillero vasco Francisco Antonio de Elorza.

Es en el año 1837 cuando Pool estaba en la Ferrería de El Pedroso (Sevilla), dado que ahí nos consta que firmó un contrato de renovación por un año en el oficio de tornero: «para tornear con perfección cilindros de todas clases, roscas, y tuercas, ollas redondas, buges, y demás piezas que se ofrezcan», cobrando por su trabajo tres libras esterlinas a la semana. Un contrato en el que la empresa le reconocía el pago de los gastos tanto para venir de Inglaterra como para regresar a ella, eso sí, siempre y cuando cumpliese bien con su trabajo. En el convenio también se recogía el compromiso de los directivos de facilitarle una casa, dentro del establecimiento, con los muebles necesarios; además de la leña para calentarse, y el aceite para alumbrarse.

Cuando en 1844, Francisco Antonio de Elorza dejó la dirección técnica de la Fábrica del Pedroso para marchar a Asturias a dirigir la fábrica de Trubia y posteriormente la de armas cortas de Oviedo, fue tras sus pasos.

Efectivamente, desde su entrada en España y a sugerencia de Elorza, fue una familia experta, conocedores de su profesión y a la que siempre quiso tener a su lado en los diferentes trabajos que desempeñó en Málaga y El Pedroso, y cuando fue llamado para ponerse al frente de la fábrica de Trubia, se pusieron a primera orden a su disposición. Si su papel en el mediodía español fue crucial, tanto en las ferrerías de Manuel Agustín Heredia (Marbella y Málaga) como posteriormente en El Pedroso (Sevilla), continuaron en la misma línea cuando le requirieron para informar del estado de la fábrica de Trubia e informar de las posibilidades de futuro.

Es evidente que en este último proyecto industrial de Elorza se quiso rodear de los mejores profesionales que conocía y de aquellos otros que le eran necesarios y de los que carecía en el territorio nacional. Para ello, «en sus corredurías por Europa» fue haciendo acopio de un plantel de maestros y expertos que le resultaron vitales, y le permitieron perfeccionar sus ideas y elevarlas incluso a un nivel superior.

Entre ellos se cuenta la familia Pool, que no sólo se asentaron en Asturias, sino que posteriormente se diseminaron por todo el mundo, desde Estados Unidos hasta Australia.

Volviendo al asunto que nos ocupa en este momento, por los documentos que se conservaban en Trubia, podemos aportar alguna información adicional que contribuye al mejor saber de nuestros ancestros.

De Thomas Pool sabemos que firmó contrata el 11 de noviembre de 1852 como maestro de cilindros y en enero de 1855 se le facilitó una cuantía económica para emprender con su familia el viaje a la fábrica, anticipándosele una suma económica de 2.662 rs. 4 mrs. «cómo se ha verificado con casi todos los operarios extranjeros que habían venido contratados a este destino». Dos meses después se acordó en Junta el aumento de sueldo del mismo maestro, pasando de 14.600 a 19.710 reales anuales, basándose en «los méritos contraídos por este operario que ha llenado las demás condiciones del contrato más allá de las esperanzas de la Junta, particularmente en el estirado de cañones de fusil». Por octubre de 1857 se concertó una segunda contrata por tiempo ilimitado, a contar desde el 12 de abril de 1858, por ser de «absoluta necesidad en el establecimiento para trabajar y dirigir la fabricación del hierro forjado y estirado de cañones de armas portátiles en cilindros» con un sueldo de 54 reales diarios. El maestro Tomas Pool pasó al extranjero, a Londres, en compañía de Luis Cloux y a las órdenes de Elorza en 1862 ―abonándose por los gastos de viaje la gratificación de 2.500 rs. mensuales― con objeto de estudiar la fabricación de planchas que se empleaban en la construcción de corazas para los buques. Concluirá su relación con la fábrica de Trubia en el último trimestre de 1864 en que regresa a Inglaterra por haber terminado su contrata, abonándosele a él y a su familia los gastos de viaje solicitando el interesado se hiciese extensivo a una hija viuda y dos hijas de esta que habían contraído matrimonio en la fábrica. Algo que se le negó por no contemplarse con derecho a este beneficio por considerar «no justo el hacer este abono por creerlo tanto a él como a sus hijos fuera del beneficio que corresponde a los demás hijos de Pool por estar emancipados». La Junta, conforme con su veredicto acordó no hacer el abono a la referida viuda e hijos hasta que la superioridad decidiese en vista de las gestiones del interesado. Tomas Pool y Mc Cormick falleció en Solia (Guarnizo, Cantabria) en 1896.

Una de sus principales tareas era «tirar no sólo los hierros finos sino los huecos y cañones de fusil» ampliada con «tirar los carriles de hierro» por incomparecencia del maestro extranjero inicialmente contratado. Elorza era plenamente consciente que uno de los principales productos en los próximos años, en pleno furor de los caminos de hierro, serían los carriles de hierro y Trubia ya estaba preparada para construirlos en noviembre de 1852. También en esto, nuevamente, fue pionera a nivel nacional.

Tenemos, por otro lado, constancia que el 23 de junio de 1855 el operario eventual Diego Pool concluía su primera contrata como calentador de hornos aprobándose su renovación por un año a partir del seis de septiembre y el 24 de noviembre de 1856 firmó la tercera, esta vez como calentador de hornos de reverbero para ser estirado en los cilindros y forjador de cañones de armas portátiles y por tiempo indeterminado «con cinco reales diarios menos de sueldo que percibía en al anterior contrato, abonándoles por indemnización 700 reales por persona mayor de diez años y 350 por cada una de las menores por gastos de viaje hasta su país (Inglaterra) se le acomodase regresar a él en el caso de rescindirse el contrato» entre otras razones por el aumento de producción y la puesta en marcha del taller de cilindros para surtir del hierro necesario las maestranzas y otras dependencias del cuerpo y estirar en el mismo lugar los cañones necesarios y también por su alta precisión no superada por los operarios del país que «producían en el trabajo del taller de fusiles bajas que llegaban al ocho por 100 del producto». Indemnización a la que renunció «siempre que la contrata se hiciese por cuatro años a contar desde la fecha de su aprobación».

Como dato curioso de esta prolija familia cabe destacar que Diego Pool también se casó dos veces y de su segunda mujer, Victoria Ordiales, natural de Grado, tuvo siete hijos y de este matrimonio desciende la reina Leticia Ortiz.

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La Voz del Trubia