La pobreza en Asturias se reduce en las zonas rurales y se concentra en las ciudades

El informe Arope constata casi 9 puntos de diferencia entre el campo y las zonas urbanas en la tasa de pobreza, pero las cifras siguen siendo alarmantes, con un 25% de los asturianos en riesgo

La presentación del informe hoy en la Junta General del Principado/ Nacho Vela

Redacción/ Grau

Los niveles de pobreza en Asturias se mantienen casi estables respecto al año anterior, con un a reducción de sólo tres décimas, pero toda la reducción del indicador AROPE (que mide el riesgo de pobreza o exclusión social) se concentra en las zonas rurales, que de un 20 % pasa a un 17,7 %, mientras que este indicador permanece estable en las zonas urbanas (26,5 %). De este modo, en 2023 la distancia entre ambos tipos de hábitat aumenta hasta los 8,8 puntos de diferencia. La caída en la zona rural es aún más acusada analizando la tasa de pobreza. «Como sucede con el indicador AROPE de Asturias, en 2023 la reducción de la tasa de pobreza se concentra en las zonas rurales (11,2 %), donde cae de manera notable por segundo año consecutivo: este año es 5,1 puntos menor que en 2022 y más de la mitad que en 2021 (13,5 puntos menos.)». Así se destaca en el informe presentado esta mañana en la Junta General del Principado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en Asturias (EAPN-AS), con la presencia de Juan Cofiño, presidente de la Junta General del Principado de Asturias; Elena Rúa, presidenta de EAPN Asturias; Loreto Ventosa y Mariluz Rivero técnicas de EAPN Asturias.    

AROPE en Asturias  

Pese a que la situación en las zonas rurales es mejor que en las ciudades, los datos distan de ser positivos, ya que en total 25% de la población en Asturias está en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión. Esto implica que hay aproximadamente 250.000 personas en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social en Asturias, uno de cada cuatro habitantes.  Se ve frenada la tendencia descendente de los últimos años, siendo aún insuficiente para recuperar la situación previa a 2015 y a 2008 y muy lejos de la consecución de los objetivos de la Agenda 2030. 

Analizando los indicadores AROPE por separado, (tasa de riesgo de pobreza, tasa de baja intensidad de trabajo por hogar y privación material y social severa), la tasa de riesgo de pobreza alcanza al 18,6% de la población asturiana.  Una cuestión destacable es la situación extrema de la composición de la pobreza en Asturias: a pesar de haber reducido la tasa de personas que viven por debajo del umbral de pobreza, casi la mitad de las personas pobres tienen unos niveles de pobreza severa.

En relación con los datos de naturaleza laboral, en Asturias se mantiene la tendencia de aumento de la tasa BITH y sigue siendo la cuarta Comunidad Autónoma española con un peor desempeño, por detrás de las ciudades autónomas de Ceuta, Melilla y la Comunidad Autónoma de Canarias. En Asturias, el 13,6% de la población menor de 65 años vive en hogares con baja intensidad de empleo (tasa BITH). Esto son 5,2 puntos porcentuales más que la media estatal.  

Con respecto a los datos de Privación Material y Social Severa (PMSS), Asturias aumenta su tasa hasta el 6,5% de la población. Una cuestión destacable es que, al igual que sucede en el resto de España, casi la mitad de las personas que están en PMSS tienen ingresos por encima del umbral de pobreza. El aumento del coste de la vida, alimentos, suministros y gastos relacionados con la vivienda ha neutralizado el aumento de renta media que se ha producido en los últimos años. 

Por último, se destaca que, en el año 2023, las personas pobres dedicaban el 37,3% de sus ingresos a gastos relacionados con la vivienda. 

EL PAPEL DE LAS TRANSFERENCIAS SOCIALES EN ASTURIAS  

Por último, se destaca el papel de las transferencias sociales como barrera ante la exclusión social. Si no hubiera transferencias sociales (ni pensiones jubilación ni supervivencia), para el 2023 la tasa de riesgo de pobreza en Asturias pasaría del 18,6% al 48,0%. Si mantuviéramos las pensiones y eliminásemos el resto de las transferencias sociales (estatales, autonómicas y locales como el IMV, Salario Social y otras ayudas) la tasa de pobreza aumentaría del 18,6% al 23,9%. 

Un papel especialmente significativo es el de las pensiones, que en la zona rural son uno de los escudos contra la pobreza.

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