El BOPA publica la declaración de Bien de Interés Cultural del yacimiento de Las Regueras y su área protegida, donde solo se podrá hacer uso agrario tradicional
Redacción/ Grau
El Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA) ha publicado hoy el decreto que declara Bien de Interés Cultural en la categoría de zona arqueológica a la villa romana de La Estaca y Andayón, en Las Regueras, tras la aprobación definitiva del expediente en una reciente reunión del Consejo de Gobierno. La protección especial de este entorno, de la que se ha sacado alguna parcela respecto a la propuesta inicial, entra en vigor mañana y restringe el uso de los terrenos al «uso agrario tradicional» de pastizales y sembrados, prohibiendo expresamente cualquier excavación y el paso de tendidos eléctricos. La calificación urbanística será de «suelo agrario de especial protección». La zona arqueológica afecta a 8 parcelas, mientras que el entorno protegido a otras 58. Las cuatro parcelas excluidas (dos de La Estaca y dos de Andayón) «pueden seguir con la calificación como núcleo rural debido a la baja probabilidad, a priori, de hallazgos extraordinarios en las mismas y para respetar los derechos urbanísticos existentes. En todo caso, cualquier actuación que requiera remoción de tierras precisará de la realización de una intervención previa encaminada a evaluar el potencial arqueológico de la parcela, que deberá contar con la autorización del órgano competente en materia de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias», señala el BOPA.
El decreto señala que «el yacimiento fue localizado por los vecinos en 1958, durante los trabajos de apertura de la carretera entre los núcleos de Andayón y La Estaca, cuando se hallaron varios muros de estancias de una antigua casa y un mosaico en una de ellas». El mosaico localizado en 1958, conocido como “Mosaico de Andallón”, fue extraído en 1961 y trasladado al Museo Arqueológico de Asturias (por entonces Museo Arqueológico de Oviedo), donde se halla integrado en su exposición permanente. y añade que «los trabajos arqueológicos en el yacimiento se retoman en el año 2013, de manera puntual, adquiriendo continuidad a partir del año 2018, llevándose a cabo desde entonces campañas de trabajo todos los años. Resultado de dichos trabajos es la notable ampliación del conocimiento relativo a este yacimiento arqueológico, correspondiente a un amplio asentamiento tipo villa de época romana, constituido por un edificio residencial, construcción principal del asentamiento, y otros edificios secundarios dispuestos en su entorno».
«El edificio residencial tiene una planta calculada de 700 m2, de los que se han excavado 120 m2 aproximadamente. Muestra una organización cerrada nuclear en torno a dos patios alrededor de los cuales se hallan las habitaciones de la vivienda, alguna de las cuales disponía de pavimento de opus signinum o de mosaico y pinturas murales. Así, al mosaico localizado en 1958, se ha sumado otra estancia pavimentada con un segundo mosaico y cuyas paredes se hallaban decoradas con pinturas murales. Este segundo mosaico pavimenta una estancia rectangular, de 10,80 x 3,60 m, considerada el triclinium de la vivienda». Este gran edificio residencial, añade la memoria, «disponía de alguna estancia calefactada, al menos, en el ala meridional, habiéndose documentado en la misma un hipocausto con pilae levantadas con ladrillos de sección circular. Asimismo, ha sido excavado hasta el momento, parte del balneum o espacio termal de la villa, concretamente la sala de vestuario así como sendas piscinas –de agua fría y caliente-, dotadas del característico recubrimiento de impermeabilización a base de opus signinum. Ha sido asimismo localizada una conducción de sección rectangular que desalojaba el agua del interior de la construcción. También reseña la aparición de restos de edificios auxiliares, alguno de ellos dedicado a trabajos de carácter metalúrgico, así como un camino de chapacuña o piedras dispuestas de canto. «Además, a través de los estudios no invasivos de prospección geofísica realizados, se han localizado restos constructivos en otras parcelas inmediatas, lo que apunta hacia un amplio complejo de extensión aún no determinada». El arco cronológico en el que se enmarca la villa abarca, según los datos actualmente disponibles, desde los siglos II-III d.C. hasta la época tardoantigua, viviendo en los s. III-IV d.C. su momento de mayor esplendor.
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