El cuento seleccionado ha sido publicado en un volumen que se presentó este fin de semana, en un acto en el que la escritora estuvo acompañada por parte de la familia de Rompiendo Distancias de los Valles del Oso

Beatriz Álvarez/ Proaza

Parte de la familia de Rompiendo Distancias de los Valles del Oso acompañó a Blanca Iglesias Manjón, de Caranga, a recoger el premio del concurso de relatos «Calechos de Babia y Luna» en su VI edición. El concurso, que se decidió durante el verano, culmina con la publicación de un libro que recoge los relatos seleccionados por el jurado, en esta ocasión hasta un total de 10 cuentos, una colaboración y un relato anónimo, reunidos en un volumen que fue presentado este sábado, día 20, en Carrasconte. Los textos versan sobre el mundo rural, la mina, la infancia, la emigración, el retorno a casa, los trabajos del campo y la memoria, entre otros temas.

Blanca Iglesias recogió emocionada su ejemplar y dio las gracias a sus compañeros por acompañarla,con especial cariño a Raquel Rodríguez, técnica de Rompiendo Distancias en el Valle por animarla a descubrir su talento para la escritura. Blanca Iglesias ha recibido en los últimos años distintos reconocimientos a su incipiente obra literaria, un trabajo alentado desde Rompiendo Distancias.

El programa Rompiendo Distancias, que cumplió este año veinticinco años, acompaña a los mayores desde una fórmula de actividad, implementado herramientas para el envejecimiento activo, en otras palabras, enseñando a envejecer. Así los mayores de este programa no solo realizan actividades físicas como gerontogimnasia y caminatas saludables, sino que trabajan por mantener su mente viva y activa y la escritura es una forma excepcional de hacerlo.

Calechos de Babia y Luna son una asociación que busca también la socialización de los habitantes de la zona, este concurso es solo una de las actividades que hacen, durante el curso se reúnen imitando la antigua fórmula de calechos y filandones, recuperando tradiciones y haciendo comunidad. El acto presentado por Elías Valcarel, artífice del mismo y que contó con la presencia de Pepe Monteserín, concluyó con una comida de hermandad y baile con pandereteros y acordeonistas.