Patatas calientes

Plácido Rodríguez
[La Mosconera]

Se debatía una moción para declarar el municipio de Grau/Grao/Grado libre de circos y atracciones de feria con animales.El concejal del equipo de gobierno que defendía esa moción argumentaba cuestiones como que “el público de estos espectáculos en su gran mayoría son niños y niñas que desconocen los maltratos que existen detrás de este tipo de circos… Es responsabilidad de las administraciones públicas velar porque ciertos espectáculos no existan”.

El concejal de la oposición, haciendo alarde de su crianza el mundo rural, arguyó de forma demoledora que “a ver si ahora iba a ser también maltrato esquilar a las ovejas”. La réplica fue un tanto desconcertante puesto que el primer concejal le contestó en principio que sí, que “tosquilar a las oveyas sería un claro exemplu de maltratu… nel casu de qu’esa temeridá se ficiera en pleno iviernu; al igual que diva ser tamien maltratu el nun las tosquilar pol branu”.

Con el fuego supongo que pasa algo parecido como con las ovejas, puesto que no deja de ser una temeridad quemar en pleno agosto en unas condiciones de sequía, calor y viento que hacen de la persona incendiaria un claro candidato a ser declarada institucionalmente “persona non grata en el municipio”.

Pero, al igual que con las ovejas, la utilización del fuego en el monte no tiene que ser condenado de manera generalizada, puesto que la acción execrable provocada en el verano, tiene poco que ver con el uso del fuego como herramienta entre invierno y primavera, una época en la que con el suelo bien húmedo, sin viento que propague el incendio y con las debidas medidas de limpieza de fajas libres de vegetación, junto con la presencia de personas mínimamente formadas en ese tipo de actividad, lejos de producir incendios descontrolados, regeneran el pasto para el ganado a la vez que sirven de cortafuegos a esos otros incendios provocados en alguna ocasión por causas naturales y unos pocos enajenados faltos de juicio, que son los verdaderos pirómanos.Porque el resto de incendios los provocan algunas negligencias y sobre todo un gran número de malnacidos que queman por algún interés personal y causas varias, sin importarles la destrucción del medio ambiente y la puesta en riesgo de vidas y bienes. Al igual que con los circos con animales, también es responsabilidad de las administraciones públicas velar porque ese tipo de incendios devastadores no se produzcan, así como abrir un debate amplio y clarificador en cuanto al uso del fuego como herramienta, además de un gran número de medidas que imbrican aspectos sociales, preventivos y de extinción que van desde aspectos como la despoblación y el abandono del medio rural, pasando por la directriz de apagarlo todo cuando las condiciones son favorables, hasta la plantación indiscriminada de pinos y eucaliptos en detrimento de las especies autóctonas en nuestros montes. Un gran número de medidas que me temo, con la visión cortoplacista de los políticos en general, ninguno va a querer hacerse cargo de esta gran patata.

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