«Una de las claves para que esta osa sacara a sus cuatro cachorros adelante ha sido su hábito a moverse en la noche, una actividad mucho más segura que dada su experiencia como buena criadora ha debido de aprender a lo largo de los últimos años. En mayo, las crías ya se han separado de su madre y rondan los lugares donde han aprendido a conocer que hay alimento. Y quizás por su falta de experiencia y desconocimiento de riesgos, no son tan precavidas y se dejan ver también durante el día. Lo cierto es que  con su tamaño ya no son tan vulnerables», señala FAPAS.