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Daniel Coalla: “Entender el pasado sirve para afrontar el futuro”

El joven historiador trubieco recibió en noviembre de manos del rector el Premio Fin de Grado de la Universidad de Oviedo

El joven Daniel Coalla

L. S. N./ Trubia
Daniel Coalla García es “como diría la burguesía medieval, de Trubia de toda la vida”. Interesado desde su infancia por el pasado, y por cómo ese pasado configura el presente y el futuro, estudió Historia, con una dedicación que le ha servido para obtener el Premio Fin de Grado, que recibió en noviembre de manos del rector, Ignacio Villaverde. Con 22 años y un excelente expediente académico que le sitúa como el mejor de su promoción, en la actualidad cursa un máster de Historia y Análisis Sociocultural, que finalizará con una investigación sobre la alimentación ultra procesada en el franquismo.
¿Por qué decidió dedicarse a la Historia?
-Desde pequeño, cuando estudiaba en el colegio El Villar, me interesé por Historia, y aún más en el I.E.S. Río Trubia, donde tuve muy buenos profesores en materia histórica. Lejos de lo que la gente suele prensar, no se trata de listar cronológicamente acontecimientos, memorizar listas de reyes o recordar las anécdotas de gente que ha muerto hace ya un tiempo. Esto no es ni una cuarta parte de la Historia.
-¿Qué supone el premio Fin de Grado?
-El Premio Fin de Grado que el pasado día de Santa Catalina, el 25 de noviembre recibí de manos del rector Ignacio Villaverde Menéndez es un galardón concedido por nota del expediente académico (en mi caso en 9.18), al mejor alumno de cada carrera a propuesta de la facultad. Hay también una serie de premios secundarios en algunos de los grados y uno a nivel de facultad. A mi juicio, la concesión de este tipo de distinciones es algo necesario, pues se ha de valorar públicamente el esfuerzo de todos aquellos que han estado al pie de cañón día a día para obtener el máximo rendimiento, También es una justa oportunidad para que cada premiado agradezca y valore todo aquello que le hizo llegar donde está: amigos que han aguantado las constantes quejas por culpa de tal o cual tontería; la familia que ha respaldado incondicionalmente al estudiante; los compañeros de facultad, a los que, evidentemente, hay que reconocerles parte del mérito que han tenido en la obtención de esta meta académica; y al profesorado.
-¿Cuáles son sus intereses en su campo de estudio?
-El historiador es un científico social y, como tal, su objeto de estudio es la sociedad humana. Ahondar en el pasado no debe ser un pasatiempo, sino algo serio; como dice el sabio refranero castellano: “de aquellos barros, estos lodos”. Hemos de entender lo que ha pasado para poder afrontar lo que va a pasar y esto no es nada sencillo, pero, a Dios gracias, resulta apasionante. De este modo, mi Trabajo de Fin de Grado versó “El feudalismo: entre la Ilustración y la Postmodernidad”, pude indagar en cómo el concepto de feudalismo, que rápidamente se asocia con la Edad Media, las tinieblas y el oscurantismo, no es más que una invención dada en el seno de el torbellino revolucionario francés de 1789. En ese momento, se trató de hacer una tabla rasa con el pasado, identificando al Antiguo Régimen, otro vocablo revolucionario y nada acertado, con una raíz medieval solo para tacharlo de bárbaro y represor. Los usos y abusos que de la Historia se han hecho y se hacen no son desconocidos por nadie. Este es solo un ejemplo, el de la acepción “feudalismo”, nacida con mácula, que quedó, al igual que la época a la que se asoció, la Edad Media, como sinónimo de lo no civilizado y, por el contrario, la Revolución Francesa es siempre identificada con el progreso y la libertad. Ni que decir cabe que esto es una quimera. Durante este curso académico estoy haciendo un máster en Historia y Análisis Sociocultural. Mis intereses pasan por continuar forjando al historiador que soy, tarea que no concluye nunca, y por seguir explorando, no ya el trasfondo más teórico de la Historia, sino sus potencialidades prácticas para la sociedad.

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