Adiós al salmón en Belmonte

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Por José Manuel R. ANTOMIL

Adiós a la Ría de Miranda/con su vega tan hermosa,/ que llega hasta Cornellana,/ El Puente de San Martín,/ con sus truchas y salmones,/ que lo llaman con razón,/ paraíso de pescadores.
Así cantaba a esta preciosa y abandonada parte de Asturias José González El Presi. De la parte del abandono de la vega ya me he ocupado en numerosas ocasiones. Hoy toca hablar de lo que fue paraíso de truchas y salmones. Esta pequeña comarca salmonera con sus seis cotos, llegó a dar más de trescientos salmones por temporada. La pasada campaña apenas unos veinte y nuestros dirigentes expertos, sin enterarse.


josemanuelMuchas son las causas de este declive pero, a falta de estudios rigurosos que demuestren lo contrario, no me queda otra que echar mano de la sabiduría popular y ésta dice que el salmón va donde nace y si no nace aquí pues es obvio que no haya salmones.
Hace unos quince años, con criterios políticos, se hizo un centro de alevinaje en el río Aranguín. Consecuentemente hoy, como mucho, los salmones llegan a Corias o Repolles, pero son contados los que llegan a estas tierras. Mientras los políticos como siempre buscan mil excusas para escaquerase de sus responsabilidades en este tema.
El Narcea que conoció El Presi y yo también, era un río limpio que se cuidaba y los salmones nacían en Lleiroso o en el Pigüeña, es decir, en la cabecera del río y aquí volvían, viniendo con ellos la actividad económica de gran importancia para la zona, que duraba desde marzo hasta julio. Y es que, donde vive el salmón, vive mejor el hombre.
Pero la mano de los iluminados se empezó a notar de tal manera que, a día de hoy, está prácticamente desaparecido de esta hermosa tierra. Por desaparecer, hasta desaparecieron el precinto del Puente San Martín, sin coste alguno para la Administración y que daba un excelente servicio a los pescadores. Es lamentable que algo que nos regaló la madre naturaleza, los iluminados que rigen nuestra región hayan acabado con ello, por la tozudez de no hacer caso a quienes desde el principio estuvimos en contra de medidas que, lejos de proteger el salmón, atentan contra su naturaleza y la sabiduría popular.
Si hoy El Presi viviera, tendría que cantar al despoblamiento de estas tierras, a su abandono y a la ineptitud de quienes tienen la responsabilidad de velar por este paraíso que nuestros padres y abuelos nos legaron y a nosotros nos invitan a abandonar con sus desacertadas decisiones.

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