Los lobos causan estragos en el ganado menor de Teverga
Manadas de cánidos se dejan ver a plena luz junto a las casas en pueblos como Sobrevilla, a dos kilómetros de la capital, donde un ganadero perdió en un día 11 ovejas
Así quedó el rebaño del ganadero tevergano tras los ataques del lobo
F. R. G. / Teverga
El ganadero tevergano de 35 años Jonathan Tuñón González, de Sobrevilla, a tan solo 2 kilómetros de la capital, ya no sabe que hacer con el lobo. El pasado 20 de agosto, en una sola jornada, una manada de lobos acabó con once de sus ovejas. «Llegan a las tres de la tarde , a plena luz del día, una pareja de lobos con sus cachorros ya crecidos y se ponen a matar ovejas», explica. En lo que va de año la guardería ya le ha reconocido 26 ovejas y un potrillo «que lo mataron nada más nacer». Dice que en la zona hay muchos más casos y que los ganaderos están abandonando el ganado menor por lo poco rentable que sale con tantos ataques del lobo. «Yo lo dejo; me dedicaré solo a las vacas porque es imposible así. El censo de lobo ha crecido mucho por esta zona y nadie hace nada. La situación se ha disparado y no hay control, y eso que muchas ovejas desaparecdidas no las podemos denunciar porque no las encontramos». Económicamente las pérdidas en este año para este ganadero asciende a unos 3.000 euros.
Precisamente hoy mismo el sindicato agrario COAG ha difundido un comunicado dando una plazo de confianza al nuevo consejero de Medio Ambiente, Fernando Lastra, que se reunió recientemente con el sector para explicarles que el Plan de Lobo se iba a aplicar de forma rigurosa. «Esta actitud creemos que va a empezar a aliviar el gravísimo problema del lobo en Asturias y por ello vamos a dar un margen de confianza para ir viendo los resultados de este nivel de compromiso”, señala Mercedes Cruzado, secretaria general de COAG.
Cruzado asegura que la situación es insostenible para los ganaderos desde hace tiempo, «ya que además de perder el animal y pagar el seguro encima ha de pagar recargos al renovar las pólizas, sinceramente no existe otro colectivo social peor tratado que los ganaderos».
