Publicado el: 05 Abr 2019

Arlequines, polichinelas y reposteros

Por Luis GARCÍA DONATE

La Luna continúa con su caprichosa danza en la bóveda celeste, los meses pasan y una vez más hemos vuelto a vernos aquí en un marzo como otro cualquiera pero yo me pregunto: “ Por qué dejar que sea como otro cualquiera cuando la magia más poderosa reside en el cotidiano intento de buscar la aventura y hacernos brillar con luz propia?”. Para eso humildemente acudimos aquí mi querido público así que permitidme aportar mi granito de arena.

En esta ocasión vengo dispuesto a subiros el azúcar amigos míos pues como bien sabéis marzo es el mes de los carnavales y en estas tierras eso implica la presencia de un postre típico conocido por todos, alimento de los arlequines, las polichinelas y demás juerguistas enmascarados, el desayuno perfecto para recuperarse después de una noche de desfase, sí señoras y señores, estoy hablando de los frixuelos. Los primos campechanos de las crepes francesas, similares y diferentes al mismo tiempo. En cada casa se hacen de una forma, en algunas con un chorro de anís, en otras con anís y coñac y en otras sin ninguno de los dos. Más de una vez me sorprendí pensando en los frixuelos como un postre filosófico, casan con todo. Hay quien los come con azúcar, con miel, con Nocilla incluso hay apuestas más atrevidas como las de ciertos restauradores modernos que los sirven rellenos de setas o con gambas. Dicho esto mi reflexión es la siguiente: “Moderno o clásico sé fiel a ti mismo, cuando llegue carnaval siempre podrás comer unos frixuelos”. Con tintes budistas y un poco rebuscada pero esta es mi conclusión al respecto. Como todo buen proverbio queda en vuestras manos la tarea de interpretarlo.

Hasta aquí el artículo de este mes, como siempre espero que haya sido de vuestro agrado y que este salpicón de reflexiones propio de un monje taoísta venido a menos os ayude a abrir la mente. También si es posible me gustaría que alguna que otra sonrisa se asomase a vuestros labios durante la lectura. Si todo eso ocurre estaré más que satisfecho pues el trabajo del escritor no es otro que causar deleite a su público mediante sus obras. Sin más que decir me despido quedando a vuestro servicio hasta el mes que viene.

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