Publicado el: 16 Ene 2021

Belmonte urge un plan de inundaciones

La Confederación Hidrográfica incluye a la villa, como a Trubia, entre las zonas prioritarias de protección ante riadas, pero aún carece de proyecto de actuación

Últimas inundaciones en Belmonte

L. S. / Grado

Belmonte de Miranda sufrió a principios del pasado mes de diciembre una riada por el desbordamiento del río Pigüeña, que volvió a poner de manifiesto la necesidad de implantar medidas de protección ante las crecidas del río. No es una situación nueva, de hecho la villa está in- cluida entre las zonas prioritarias de actuación del Plan de Protección contra las Inundaciones de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que le asigna un riesgo y peligrosidad de 3,5 en una escala de 5, y sitúa a la villa en el nivel 1, con ‘riesgo extremo y peligrosidad extrema’ de riadas. Este parámetro no implica que haya riesgo para las personas, sino que se establece teniendo en cuenta los efectos sobre actividad económica y zonas habitadas. El objetivo es establecer qué zonas deben obtener financiación prioritaria para los trabajos de defensa ante inundaciones. Belmonte está entre las consideradas “prioritarias” en el Plan de Protección de Inundaciones que finaliza en 2021, pero las medidas están en fase de estudio, no de proyecto, ya que tienen prioridad otras zonas de más riesgo, como la de Trubia.

Para la villa belmontina, el Plan de Inundaciones prevé analizar cuatro tipos de medidas: el recre- cimiento de la caja o la ampliación del cauce del río a su paso por la villa; la ejecución de defensas laterales en la zona del polígono industrial; el recrecimiento de la caja del cauce en la zona de la residencia geriátrica, y el aumento de la capacidad hidráulica de la pasarela sobre el río. Las actuaciones aún no tienen calendario ni financiación, aunque tras el último episodio el Ayuntamiento belmontino anunció que reclamará la ejecución de obras de protección en la villa. El Área con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSI) de Belmonte establece una zona de riesgo de 2.794 metros de longitud, y registra tres inundaciones en la serie histórica, en 1959, en 1980 y en 2010. La ficha es anterior a la última inundación, de diciembre de 2020. La riada no supone riesgo químico o de contaminación, ya que el agua tiene “buen estado ecológico y químico”, según el Plan.

 

 

 

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