Publicado el: 29 Abr 2021

¡Vente pa’l peñón, tío!

Juan Carlos AVILÉS

[NOS TOCÓ LA CHINA]

Supongo que os habréis percatado, pero el personal empieza a estar hasta las narices de la dichosa pandemia. Y no tanto por la tozudez del bicho y su capacidad para cambiar de aspecto y artimañas, como el mismísimo Mortadelo, sino por toda la parafernalia de manipulación y oportunismo que supone tener a todo quisqui pendiente del sube y baja estadístico y del consiguiente paquete de medidas paliativas. Nadie entendemos ya nada, y, lo que es peor, casi ni queremos entender. Las permanentes contradicciones, los ‘dondedijedigodigodiego’, los agravios comparativos y la gratuidad e ineficacia de tanto parche milagroso están logrando que debajo de la mascarilla se nos vaya quedado cara de lelos, por no decir gilipollas. Y eso no puede traer nada bueno. Mientras tanto, los supuestos gestores de este descomunal desaguisado –o sea, los políticos de marras—aprovechando el río revuelto para arrimar el ascua a su sardina. Maniobras cicateras, conspiraciones baratas y argumentos demagógicos valiéndose de zafios malabarismos con algo tan serio como la economía y la salud; o sea, la suya. Vale que este asunto no es fácil. Pero precisamente por ello deberían andar todos a una para salir de este interminable y cansino agujero, en lugar de utilizarlo como arma arrojadiza para salvar los escaños a costa de lo que sea. El espectáculo no puede ser más lamentable. ¿Y qué podermos hacer mientras los sufridos ciudadanitos? Pues no se me ocurre nada que no sea escandaloso e impida la distancia de seguridad. Salvo, eso sí, hacernos ‘youtubers’ y tirar para Gibraltar, que ya se puede ir sin mascarilla y todo. A fin de cuentas, donde esté un buen paraíso fiscal que se quiten los naturales.

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