Publicado el: 23 Jul 2021

Haciendo el oso

Por Casimiro ÁLVAREZ

Como es sabido, hace unos días recogieron un oso herido en una cuadra situada en Cuetos, al lado de Proaza, cuando el dueño de la misma avisó del encuentro que tuvo al entrar en su propiedad, y desde ese mismo momento todos en el pueblo sospechábamos la corta vida que le esperaba al oso; y no por la gravedad de sus heridas, ni por la desnutrición que presentaba, que a la vista de la foto que le hicieron dentro de la cuadra, no tenía tan mal aspecto; la razón tiene más que ver con la ineficacia del equipo de rescate. No conozco ni un solo caso de oso adulto que, después de ser recogido por la tropa que compone la “prepotente” Patrulla Oso, con sus incompetentes y petulantes jefecillos, haya sobrevivido; y no me refiero a los pequeños oseznos que no presentan mayor dificultad que recoger a un cachorrillo.

La osa que en 2018 deambulaba cojeando por la carretera en Oliz, (Proaza), herida tan sólo en una pata, y que ante la aglomeración de guardas, funcionarios de todo tipo, y curiosos, se refugió en el río donde le dispararon a placer al menos 5 dardos de anestesia, murió por sobredosis y estrés. Exactamente igual que el oso que quedo atrapado en un lazo en Porley, independientemente de las milongas que después nos cuentan a través de la prensa para justificarse. Por el contrario, sé de osos que fueron manipulados por personas ajenas a la Consejería, en situaciones mucho más comprometidas, que se solventaron con éxito. La osa que hace unos cuantos años apareció en condiciones penosas en el cercado de Paca y Tola, había quedado encerrada en una cuadra, al hundirse el suelo del pajar por el que accedía a unas colmenas, pero aunque fue rescatada en muy malas condiciones e introducida en el cercado para que pudiera ser atendida, salvó la vida y pudo ser devuelta el monte; o lo que hizo hace unos años un paisano de Proaza, ya fallecido, que al percatarse de que un oso había caído en un lazo de jabalí que él había colocado, fue a casa para alargar con una pértiga el mango de la foiz, y con ella cortó la rama donde estaba atado el lazo, quedando libre de nuevo. Pero este asunto todavía tiene más enjundia. El oso que mataron el pasado día 25, había sido visto unos días antes, y en repetidas ocasiones por diferentes vecinos, caminando con dificultad por la Recusa, a escasos 300 m. en línea recta de la cuadra donde fue encontrado. Esto nos da una idea de la eficaz labor que desarrollan los citados personajes.

Aunque, por otra parte, la muerte de un oso macho tampoco supone una gran pérdida; es más, hasta puede ser beneficiosa para afianzar la especie, pues, durante todas las primaveras, al menos en Proaza, los machos ocasionan múltiples infanticidios entre los oseznos que acaban de nacer, en muchos casos dos o tres por parto, para provocar un nuevo celo en la madre. Este año se llegaron a ver hasta seis machos rondando a una hembra en celo. Pero incluso en el caso de los infanticidios, cuando se escapa de la agresión un osezno y queda abandonado por el monte, o cuando alguna osa abandona a sus propias crías, que en Proaza sucede con cierta frecuencia, los expertos funcionarios de la rimbombante “Patrulla Oso”, ni se dignan en recogerlos, sabiendo a ciencia cierta que van a morir, no vaya a ser que salga mal la operación y alguien los pueda culpar.

Eso sí, que a los vecinos no se les ocurra cortar una rama, o molestar con su trabajo, aunque sea hipotéticamente, a la fauna, porque entonces los crujen.

Lo de indemnizar debidamente, en tiempo y forma, los daños que ocasionan los osos en los bienes privados y animales domésticos, es otro cantar. Nadie se acordó todavía de pagar los numerosísimos daños que produjeron este año, en las propiedades, cuadras, viviendas, coches, animales, etc, de Proaza.

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