Publicado el: 18 Jul 2022

Adiós a la historiadora de raíces teverganas María Rosa de Madariaga

La historiadora, madrileña de nacimiento y tevergana de corazón, con fuertes raíces en Fresnedo, falleció a los 85 años

María Rosa de Madariaga Álvarez-Prida

Por Juan García

Fresnedo

Una vez leí, o tal vez oí, no lo recuerdo muy bien, que cuando una persona mayor fallece es como si se quemara una gran biblioteca. Al pueblo de Fresnedo se le quemó una parte importantísima de su biblioteca, Teverga perdió un apartado muy notable en su departamento histórico y toda la ciudadanía en general, sobre todo los interesados en historia, nos quedamos sin un volumen irremplazable de nuestra biblioteca humana. Aunque, antes de fallecer, el pasado mes de junio, nos dejó su gran obra como historiadora y Arabista. Experta en las relaciones entre España y Marruecos, particularmente sobre el Rif durante la etapa del Protectorado español. Libros como, “Los moros que trajo Franco”, “Marruecos ese gran desconocido”, El barranco del lobo”, “España y el Rif: crónica de una historia casi olvidada”, etc. son una muestra del gran trabajo desarrollado por esta mujer.

María Rosa de Madariaga Álvarez-Prida, nacida en Madrid un mes de  febrero hace 85 años, en plena guerra civil, siempre se sintió tevergana. Su madre y sus tías, naturales de Fresnedo, Teverga, le inculcaron ese amor por su tierra y ese sentimiento para ser una enamorada de este concejo. Las vacaciones y sus días de descanso los intentaba pasar, siempre que sus responsabilidades se lo permitían, en la casona que la familia tiene en este pueblo.

 Estudió bachillerato en el Liceo Francés de Madrid, se graduó en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid, dio clases en la Universidad de Londres, curso estudios predoctorales en la Universidad de la Sorbona y en la Universidad de París obtuvo el Diploma de Lengua y Civilizaciones Árabes. Perteneció al grupo fundador de la editorial Ciencia Nueva, que el régimen franquista cerró con pocos años de existencia. Trabajó para Naciones Unidas, principalmente para la UNESCO en el departamento de traducción, como funcionaria internacional, siendo finalmente trasladada al sector de cultura donde coordinó diversas actividades.

Los que la conocimos y tuvimos la suerte y el placer de disfrutar de muchas horas de charla con ella, sabemos que no dejo de trabajar hasta los últimos días de su vida, tanto como escritora como conferenciante, sabemos de su humanidad y su bondad, que era republicana convencida y militó  en el Partido  Comunista durante varios años, que vivió muy de cerca el mayo de 68 francés y, sobre todo, que siempre mostró gran interés por la política local y una enorme preocupación por los habitantes de Teverga, por su futuro, viendo como una población envejecía se va reduciendo paulatinamente. Poseía un gran conocimiento sobre los habitantes de Fresnedo y sus antepasados. Podía recordar con facilidad, nombres, apellidos, lazos familiares, situaciones vividas de casi todas las familias de Fresnedo y  muchas de Teverga. Conocía el territorio y hablaba de él como si de un nativo se tratase. Esa enorme sabiduría que tenía sobre su Teverga del alma y, sobre todo, de su pueblo Fresnedo no la dejo escrita, o al menos a mi no me consta. Deseo que, al menos, todos esos conocimientos los  haya transmitido, aunque solamente fuese verbalmente, a alguna de sus sobrinas o sobrinos, al igual que hicieron con ella su madre Elena y sus tías, Dolores y Juana, quienes le enseñaron muchos de los conocimientos y le inculcaron ese amor por la tierra tevergana.

En el mes de agosto de 2022, en el panteón que la familia tiene en el cementerio de San Salvador, Teverga, se depositarán las cenizas de esa gran biblioteca humana que era María Rosa de Madariaga Álvarez-Prida. 

Para el recuerdo siempre nos quedará su obra. 

Deje su comentario

La Voz del Trubia