Publicado el: 03 Oct 2022

Belmonte recuerda con una placa a Antonio González Peláez, Hijo Predilecto del concejo

Subdirector de la compañía Internacional de Coches Cama, aprovechó su cargo para dar trabajo a numerosos belmontinos en tiempos muy difíciles

La colocación de la placa en honor de Antonio González Peláez, Hijo Predilecto de Belmonte de Miranda/ Julio Cabal

Julio Cabal/ Belmonte

El Ayuntamiento colocó hoy en una polaca en honor a Antonio González Peláez, en su casa natal del concejo En el acto, que contó con la presencia de la alcaldesa, Rosa Rodríguez, y del ex alcalde, Roberto Pérez, se restituyó la placa que ya le recordaba, y que se había perdido con la venta del inmueble. Con este acto, el concejo quiere dejar memoria de la vinculación de Antonio González Peláez con su concejo natal, del que es Hijo Predilecto, y con el que actuó como benefactor, ya que desde su puesto de subdirector de la Compañía de Coches Cama dio trabajo a numerosos belmontinos en Madrid a mediados del pasado siglo, en momentos muy difíciles. «Para que ese reconocimiento siguiese presente, se ha colocado una nueva placa en su honor, justo sobre otra de homenaje a los hombres y mujeres trabajadores de la Compañía de Coches Cama», señala el Ayuntamiento.

Antonio González Peládez nació en Vigaña el 17 de febrero de 1882, y a temprana edad marcho a Madrid a requerimiento de su padre que se había trasladado allí previamente, y considero que su hijo podría labrarse una mejor vida en la capital. Su facilidad para aprender idiomas, en concreto el francés que acabó dominando a la perfección, le fue abriendo puertas. Entró en la Compañía Internacional de Coches-Cama y de los Grandes Expresos Europeos Wagon Lits, de origen francés, en su división de España y Portugal, que posteriormente se separó, quedando a cargo de la parte española.

Siempre fiel a sus orígenes, y aprovechando su posición privilegiada, facilitó que numerosos belmontinos fuesen a trabajar en la compañía ejerciendo distintas labores, y permitiéndoles forjarse en el futuro en tiempos difíciles. Tras su jubilación se traslado a su casa de Belmonte, a la que ya retornaba periódicamente con su familia siempre que sus ocupaciones se lo permitían. Y aquí siguió contribuyendo a mejorar la vida de sus vecinos. Se involucró en la lucha por mantener el juzgado de primera instancia en la villa de Belmonte y evitar su traslado al concejo de Grau. Tenía la firme convicción de que las buenas comunicaciones eran la base para desarrollar y dinamizar la vida en el concejo, y así impulso y apoyo la creación de nuevas vías que facilitasen los desplazamientos. Desgraciadamente, murió en marzo de 1967 a la edad de 85 años en su casa de Belmonte.

La placa

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