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Guerra entre concejos por el transporte gratuito al instituto

Inicio Belmonte Guerra entre concejos por el transporte gratuito al instituto
Somiedo y Belmonte se sienten discriminados frente a Ibias, Allande y Degaña, a los que el Principado paga el autobús para que sus jóvenes estudien el Bachiller
«Genaro Alonso dice que esos alumnos se lo merecen. ¿Los nuestros no?», critican padres de alumnos

Vecinos firmando a favor de la ESO en Belmonte / Foto de Julio Cabal
Vecinos firmando a favor de la ESO en Belmonte / Foto de Julio Cabal

Aurora de Burgos/Julio Cabal, Somiedo/Belmonte

La decisión de la consejería de Educación de pagar el transporte al instituto a los estudiantes de bachiller de Ibias, Allande y Degaña ha abierto heridas en dos de los concejos del Camín Real de la Mesa, Somiedo y Belmonte, cuyos niños tienen que trasladarse desde los 11 años de edad a estudiar a Salas o a Grado, y donde las familias deben pagar el transporte desde que comienzan la enseñanza no obligatoria, es decir, el bachiller o la formación profesional. Las palabras del consejero de Educación, Genaro Alonso, que afirmó en la apertura del curso de Secundaria que los estudiantes de los tres concejos del Suroccidente «se merecen» la gratuidad del transporte para estudiar el Bachiller, han echado sal en la herida de unos padres que se sienten maltratados por el Principado, ya que llevan años reclamando sin éxito la implantación de la ESO en los colegios, y deben afrontar unos gastos extra cuando los niños siguen estudiando tras acabar la etapa obligatoria. «No nos parece mal que les den transporte gratuito a los alumnos de Degaña, Ibias y Allende, pero nos sentimos discriminados. El consejero dice que esos alumnos se lo merecen. ¿Los nuestros no?», se preguntan los padres, que exigen el mismo trato.

Los padres afectados consideran que la política educativa del Principado, que concentró a los alumnos de la zona rural en institutos de referencia, incide en del despoblamiento del campo asturiano y supone un enorme sacrificio para los alumnos que puede afectar a su rendimiento académico. «Desde los once años, tienen que levantarse prontísimo, a las seis y media o siete menos cuarto. Hacen 30 kilómetros o más, y cuando vuelven están agotados».

Caso especial es el de los estudiantes de Secundaria de Belmonte que tienen una hora lectiva más a la semana, tutoría, que es obligatoria. «Cuando salen, el autobús ya se ha marchado, y no hay otro hasta las cinco y media. Así que se quedan tirados en Grado, si nadie les puede ir a buscar, y llegan a casa a las seis y pico, casi doce horas después de salir. ¿Quién va a tener ganas de estudiar con ese plan de vida? ¿Cómo es posible que nadie busque una solución para estos niños?, se preguntan los padres.

 

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