Alertan del cierre de la línea de FEVE a Trubia, Grado y Candamo

Asturias al Tren reclama a los alcaldes que hagan un frente común para mantener vivo el Cercanías  y convoca una asamblea abierta para próximo jueves

El colectivo cree que si no se hace algo, la clausura del corredor ferroviario Oviedo-San Esteban será inevitable en 2018

Redacción/Santo Adriano

El colectivo Asturias al Tren da por seguro el cierre en 2018 de la línea de FEVE Oviedo-San Esteban, que comunica los concejos de Oviedo, Grado, Candamo, Pravia y Muros de Nalón, y ha hecho público un manifiesto para impedir su desaparición. El colectivo pretende que los ayuntamientos afectados hagan un frente común para reclamar mejoras en el servicio que eviten su desaparición, y está organizando una amplia plataforma ciudadana para luchar por la conservación y dignificación de este medio de transporte, una iniciativa que se presentará el próximo 2 de febrero, en una asamblea que se celebrará en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, a las 18,00 horas.

Representantes de Asturias al Tren se han reunido con los alcaldes del corredor Oviedo-Pravia, con el objetivo de transmitirles su preocupación por el abandono de una línea que «si no hay reformas» consideran que está condenada.

El colectivo defiende que es necesario hacer «inversiones serias, no sólo parches» en modernizar las líneas, duplicando algunos trazados, ofreciendo servicios directos entre algunas localidades, y suprimiendo apeaderos con poco uso para potenciar los servicios semidirectos que puedan competir en tiempo con medios de transporte alternativos, como el autobús. En la línea Oviedo-Pravia, reclama, por ejemplo, el cierre del apeadero de Peñaflor, que consideran un despilfarro, ya que costó 200.000 euros y es utilizado, según aseguran, por una media de tres pasajeros, cuando el tren para allí 30 veces al día. A su juicio, son paradas que al final «sirven para condenar a toda la línea». Según este colectivo, «de cada 3 paradas que hacen los Cercanías de ancho métrico, FEVE, una es para atender apeaderos con un uso residual, lo que castiga al resto de pasajeros alargando innecesariamente los tiempos de su desplazamiento», algo que a la larga condena al servicio y lo aboca al cierre, argumentan.