El espacio de juego y apoyo mutuo para madres y padres celebró hoy en Santo Adriano su primer taller informativo

L. S. N./Santo Adriano
Fue en su día, antes del éxodo que vació los pueblos asturianos, la escuela de Villanueva, y ahora es un edificio municipal que la mayor parte de los días está vacío. Hoy por la mañana, sin embargo, recuperó toda su antigua vitalidad, gracias al grupo de familias La Escuelina, un espacio de apoyo mutuo para la crianza que celebró el primero de sus talleres, una clase de primeros auxilios. Lo imparte la enfermera Eva González, que va enseñando a los atentos participantes información sobre cómo reaccionar, por ejemplo, ante un atragantamiento, de un niño o de un adulto, o cómo hacer una reanimación cardiopulmonar. El ambiente es cálido, gracias a una estufa de pellets que arde en un rincón, protegida por mamparas para que ninguno de los pequeños que juegan o gatean por el suelo se queme. Porque está claro que en La Escuelina, la mayor parte de los asistentes están inmersos en el duro reto de la crianza: hay desde niños de meses a pequeños de pocos años, que juegan por allí. También se ha acercado algún mayor, de la asociación de vecinos de Villanueva, una de las entidades impulsoras del proyecto, que ha obtenido la colaboración del Ayuntamiento de Santo Adriano, que les cede la sala para sus actividades.
«Tener hijos en la zona rural es difícil, apenas hay alternativas o apoyo para cuidarlos; en ocasiones se hace imposible hacer compatible la crianza con el mundo laboral; puedes acabar estando durante 24 horas todos los días pegada a un bebé», resume Cristina López, una de las impulsoras de La Escuelina, que por ahora ha atraído a unas cinco familias, «y va en aumento». La mayor parte son de Santo Adriano, el único concejo de los Valles del Trubia, y de la comarca del Camín Real de la Mesa, que crece en habitantes, con nuevos nacimientos, pero también se ha sumado alguna familia de concejos vecinos, como Proaza. «Es un proyecto de ayuda mutua, similar a los que tienen los países anglosajones, donde la escolarización es más tardía. No es un negocio, ni una guardería, sino un espacio de juego para que los niños se reúnan y se distraigan, y para reunirnos también nosotras», señala Cristina. Por ahora, se reúnen dos días fijos a la semana, los lunes y los miércoles, «aunque estamos un poco de prueba, tanteando». Está previsto, además, organizar una vez al mes un taller o una charla que pueda ser de interés. El próximo estará dedicado a la nutrición durante el embarazo y la lactancia. El de primeros auxilios, desde luego, ha despertado interés, con la sala llena y algún padre paseando a un pequeño por la pequeña zona de columpios que hay frente a La Escuelina. Todo un lujo en una zona rural que tiene uno de sus principales problemas en el despoblamiento y la falta de niños.
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