Conviviendo con osos… y con funcionarios

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Por Casimiro ÁLVAREZ

¡Ahora me lo explico! Asistí en Quirós el pasado viernes 17 de marzo a una charla-coloquio denominada “Conviviendo con osos”, sobre un protocolo ideado por los expertos para evitar problemas cuando alguien se tropieza con un plantígrado, algo relativamente frecuente por estos lares y, lo primero que me sorprendió, fue la queja de algunos ponentes por la baja asistencia de público, que denotaba cierto desinterés por parte de los quirosanos. Entendía Davíd, que así se llamaba el Guarda de la Patrulla Oso que se quejaba, que aparte de aprender cosas nuevas de los expertos, los vecinos podían exponer ante ellos las quejas y el descontento que existe entre los habitantes de las zonas rurales, por las políticas aplicadas para osos y lobos, para lograr una solución. Lo cierto es que no llegábamos a la docena de asistentes, entre los que se encontraba el alcalde de Quirós, que dejó patente por qué es y, probablemente seguirá siendo durante mucho tiempo indiscutible regidor del municipio quirosano, y otros tres éramos de Proaza.
Presentó el acto el Director de Parque Natural de las Ubiñas (parque ahora suspendido por sentencias judiciales) y tuvieron muy buenas exposiciones Pepín Tuñón, Director de la Fundación Oso de Asturias y de Fernando Ballesteros, biólogo de la Fundación Oso Pardo. Uno y otro demostraron conocimiento de la materia y sus discursos fueron prudentes y acertados. Fue un placer escucharlos.
Por el contrario, la actitud de, precisamente los dos únicos que estaban allí en virtud de ser funcionarios públicos, que venían en representación de la dirección General de Recursos Naturales dependiente de la Consejería de Medio Rural, Víctor Vázquez, Jefe de la Sección de Biodiversidad de la Consejería, y Responsable del Plan de Conservación del Oso Pardo (y tal y tal), y el ya citado Guarda de la Patrulla Oso denominado Davíd, fue penosa. Ellos iban sobrados. Con aires de suficiencia, presumiendo de sus vastos conocimientos en materia de osos, prepotentes ante las reclamaciones vecinales por los perjuicios, en una actitud impropia de cualquier servidor público alardeaban de lo bien pagados que estaban los daños, con un plus del 20 % sobre el valor real del mismo; o de cómo se tenían que espabilar los apicultores, poniendo pastores eléctricos y preocupándose del nivel de carga de la batería, o evitando los abusos, como demuestra, según ellos, el hecho de que mientras algunos reclamaban muchos daños, había otros que sufrían menos ataques. Su discurso no tuvo desperdicio. La réplica de, prácticamente todos los oyentes, incluido el alcalde quirosano que en tono moderado pero incisivo pidió más atención con los perjudicados; pues como decía, prácticamente todos mostramos nuestro desacuerdo. Incluso alguno les recriminó semejante actitud de soberbia y les recordó, que los funcionarios públicos estaban al servicio de la sociedad que les paga con impuestos, y no al revés.
Sus argumentos de defensa fueron desconcertantes. Los mismos que minutos antes se lamentaban por la falta de las quejas de los vecinos, que alardeaban de gran conocimiento del problema, que en tono de suficiencia hablaban de lo bien pagados que estaban los daños y de la picaresca entre los ganaderos, pasaron a proclamar su posición de víctimas que llevaban todos los palos de vecinos y políticos, que ellos no eran nadie, pues los verdaderos responsables estaban en puestos superiores. Aunque a Víctor Vázquez le costaba aceptar que su trabajo se debía a la sociedad, y esgrimía que también él pagaba impuestos y había aprobado una oposición. En fin, una vergüenza.
Menos milongas sobre el oso cavernario y la convivencia de plantígrados y nuestros antepasados, más respeto a los pocos vecinos que quedan en las zonas rurales, sufriendo los daños ocasionados por el desproporcionado aumento de determinadas especies salvajes, mientras los verdaderos responsables alardean de conocimiento y poder, en vez de trabajar en la solución. A ver si os enteráis de que los paisanos de Quirós, Somiedo, Teverga, Belmonte, Cangas de Narcea o Proaza llevan toda la vida entre osos, conteniéndolos pero conservándolos.
En el fondo tuvisteis suerte por la baja asistencia de quirosanos. De haberse conocido el contenido de vuestro provocador discurso seguro que se hubiese completado el aforo de la Casa de Cultura, aunque dudo mucho que os hubiera gustado su reacción, los aplausos iban a ser escasos.
De algo sirvió la bronca de Quirós, en los actos posteriores de Teverga y Proaza, el cambio de actitud fue radical. La soberbia se tornó en prudencia.

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