Publicado el: 15 Dic 2017

Héctor Braga profundiza en los orígenes de la tonada asturiana

El músico expuso su investigación desde el gaitero de Llibardón en 1901 hasta la actualidad en las X Jornadas de Estudios Locales de Grao

Esther Martínez / Grao

Dentro de las X Jornadas de Estudios Locales que organiza el Museo Etnográfico de Grado/Grau y el Círculo de Estudios Pramarenses, ayer tuvo lugar en la Casa de Cultura, la conferencia “La asturianada y sus figuras históricas en Grau”, impartida por el cantante, músico, musicólogo Héctor Braga, que ha realizado una amplia y documentada investigación sobre la historia de la asturianada,  desde la primera grabación existente formato cilindro: Canteros de Covadonga,  del gaitero LLibardón en 1901 pasando por Torner y Baldomero Fernández de donde emana la ortodoxia del canto tradicional que ha marcado el canon de la asturianada. Tres fueron las  figuras destacadas en el canto tradicional en la villa en la primera mitad del siglo XX;  Rogelio López (Gelín), José Miranda (El Repicau) y Prudencio Merino (El Polechu).

Hector Braga fue desgranando las historias de estos artistas moscones:

Gelín fue conocido en la villa por su afición además de  a la música asturiana, por la interpretación de tangos. No dejó grabación alguna y fue conocido con el sobrenombre de “Fleta”, relacionándolo así con el famoso tenor de la época.

El Repicau fue miembro del Orfeón Moscon, actúo en una zarzuela en el Campoamor antes de 1936 y participó como cantante en el rodaje de la película  “Trece onzas de oro”, rodada en Muros de Nalón en 1947 íntegramente en asturiano.

Prudencio Merino, “El Polenchu” se dedicó siempre a la asturianada, y fue un referente para muchos de los  que le sucedieron, aunque su figura nunca estuvo verdaderamente reconocida ni en su tierra. En 1932 cantó en la cena posterior a la actuación de La Barraca, la compañía de teatro de García Lorca, en la villa moscona. Luchó en el bando republicano y pasó por varios campos de concentración franceses, se alistó en la legión extranjera y murió en Francia en 1945. Se sabe que grabó algún disco pero no se conserva.

Héctor Braga reivindicó la figura de “El Polenchu” para Grao, apelando a la necesidad de un reconocimiento público en forma de calle o plaza para un artista que fue menospreciado en su época entre otras cosas por su filiación política siendo como fue un artista determinante de la asturianada clásica.

Lo definió como “un artista bohemio igual que un bluesman del Misissipi, la auténtica esencia de la tonada”.

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