Huevos, mantequilla y azúcar

Luis G. Donate

Bienvenidos, un mes más, a este rincón en el que celebramos simposios sobre los temas más variados. Espero que vengáis con hambre porque de nuevo vamos a hablar de gastronomía. Si os place, metámonos en materia, hoy hay mucho que mascar.

Escribo estas letras pasados los últimos compases de la Semana Santa. Como bien sabéis, el broche de esta fiesta es el día de Pascua, en el que los padrinos regalan a sus ahijados algún dulce cuando estos van a llevarles la tradicional palma. En mis dominios, ese acto se conoce como «dar el bollo». Esto se debe a que a pesar de que hoy en día se regalan monas de chocolate o la típica tarta de almendra (lamentablemente en peligro de extinción) en su día se regalaba un bollo. Dicho manjar consiste en una coleta de pan dulce cuya masa lleva huevos, mantequilla, azúcar, y levadura. Después de pasar por el horno, el resultado es algo de otro mundo. Corteza crujiente y miga suave, esponjosa, con un toque dulce que permanece en boca como un buen recuerdo. Ideal para acompañar un café o un chocolate. Según creo, es algo propio de nuestros valles y opino que debería conservarse. Algo así nos alegra la Pascua y la vida.

Hasta aquí nuestro banquete de ideas. Espero que estas edulcoradas palabras hayan sido de vuestro agrado y ahora mismo estéis rebuscando en un recetario, dispuestos a convertiros en reposteros durante un rato. Si es así, disfrutad el resultado de vuestro trabajo a mi salud. Por mi parte, quedo a vuestro servicio. Hasta la próxima.

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