Tararí, de Valentín Andrés, vuelve al escenario

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El salón de actos del IES Ramón Areces representa mañana la obra del autor moscón

Redacción / Grao

La Asociación Cultural Valentín Andrés, junto con el Área de Cultura del Ayuntamiento de Grao organiza mañana en el salón de Actos del IES Ramón Areces la representación de la obra de teatro Tararí, original de Valentín Andrés Álvarez. La función comenzará a las 19.00 horas y la entrada será libre y gratuita.

La obra será representada por el Grupo de Teatro Candamo, dirigido por el párroco e historiador Javier Fernández Conde, que adaptó la obra al elenco de actores que conforman la compañía, con doce años de vida y formada por actores amateurs que han recorrido ya buena parte de Asturies con distintas representaciones.

En la  década de 1920, Tararí, la obra teatral de más prestigio de Valentín Andrés Álvarez, se convierte en uno  de los pocos casos de creación de vanguardia con éxito­ de público y crítica. Fue estrenada en Madrid en el Teatro Lara en un tiempo en el que ni Valle-Inclán ni García Lorca, ni Gómez de la Serna, entre otros, habían visto estrenados sus textos más innovadores.

El tema sobre el que gira la obra nos es otro que el de unos locos de un manicomio que se rebelan y encierran a los cuidadores. Cuando llegan los policías, estos son incapaces de distinguir a los locos de los cuerdos produciéndose escenas en las que la risa aflora de forma espontánea en el espectador, al tiempo que le hace meditar sobre las situaciones que se viven.

Esta obra de teatro, Tararí, se convirtió desde su estreno no solo en un éxito sin precedentes, sino en un mito, en un cambio absoluto del teatro que hasta entonces se realizaba e interpretaba en España.

Valentín Andrés Álvarez, amigo de Ortega, de Gómez de la Serna, de Lorca, de Fernando Vela, de Benjamín Jarnés, etc., asiduo de las tertulias literarias madrileñas de aquellos años, sobre todo de la del Café Pombo, puede, pues, considerarse un adelantado a su tiempo en este sentido, el de explicar, por encima de todo, la dificultad, cuando no la imposibilidad, de discernir entre la comprensión que una sociedad puede tener sobre conceptos como justicia e injusticia o entre locura y sensatez.

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