342 caballos y jinetes participaron en la ruta ecuestre, una de las más numerosas de Asturias y tuvo gran éxito el I Desafío Horsemanship

Esther Martínez / Las Regueras

Además de las típicas verbenas con orquestas espectáculo, como este año fue el caso de París de Noia, la comisión de fiestas de Premoño apuesta cada año por ofrecer un plus de innovación para celebrar a su patrona, Santa Ana y en cada edición la afluencia de visitantes es mayor, llegando en la noche del pasado sábado a no caber un alfiler en el recinto festivo y a colapsar el tráfico en sus inmediaciones. El espectáculo y ruta ecuestre y el concurso de rastro de perros, es  desde hace varios años es el plato fuerte de las actividades diurnas. La fiesta finaliza hoy con el reparto de 1400 lotes asturianos compuesto de bollo, casadiella y botella de vino.

El sábado, 105 perros de caza de variadas razas, rastrearon debidamente el monte próximo al  pueblo, en el memorial Alfredo Coto, una actividad con la que honran la figura del que fuera impulsor de la fiesta  y de este concurso en particular.

Consiguió el primer puesto, el sabueso Zéus, guiado por Francisco Rodeiro, de Galicia, seguido del asturiano, Álvaro Fernández con la grifona, Rabuca  y ocupando el tercer lugar, Ricardo Díaz  de Burgos, y su grifón, Chiquillo. En cuanto a los clasificados locales, Pablo Menéndez de Puerma se alzó con el triunfo, seguido de Lati Díaz y Lorenzo García.

La ruta ecuestre discurrió, como siempre, por parajes de monte y río, para finalizar en un tramo del Camino de Santiago. Trescientos cuarenta y dos caballos participantes, le hace ser una de las clásicas y  más numerosas de cuantas se celebran en Asturias. La misa, como es tradición finalizó con una procesión con gaita y tambor.

El momento álgido del domingo, con una espléndida tarde de sol, fue el espectáculo ecuestre que se estrenaba este año, organizado sin que faltara detalle, por el experto local en doma natural, Luis Coto. Se trata del I Desafio Premoño Horsemanship, en el que a seis domadores se les asigna al azar un potro a cada uno, que nunca hubiera sido tocado por el hombre y durante una hora debían lograr, cada uno en un cercado y con sutileza, tacto y delicadeza (Soft Feel), un estado de comunicación y entendimiento hombre-caballo, hasta lograr la confianza mutua.

Los domadores y jinetes habían llegado desde Zamora, Barcelona, Cantabria y Asturias y un jurado experto, debía evaluar el grado de compenetración logrado.

Sorprendió al público, Tony Arnal, el jinete descalzo, un barcelonés que se alzó con el primer puesto, seguidor de la filosofía de doma india, iniciada por Óscar Scarpati en la pampa argentina, que se inspiró en la idea de los ranqueles, un pueblo originario de  la zona, que aprendió a imitar el comportamiento de los caballos y a ganarse su confianza, comportándose como uno más. Arnal confesó que trabajar descalzo, “me hace sentirme más ligado a la tierra que piso, a la naturaleza y en mejores condiciones de tener una comunicación sensitiva y gestual con el caballo, a quien considero un igual, ya que el aprendizaje debe ser mutuo”. Durante quince minutos tuvo ocasión de explicar la teoría que utilizó para lograr ganarse al potro, hasta conseguir cabalgar totalmente compenetrado con él.

El segundo puesto lo logró el zamorano Julio Núñez, con otra lección impecable de doma natural. Núñez, es propietario de un centro ecuestre que lleva su nombre y maneja otras disciplinas, como la doma vaquera, la clásica, el enganche,  y ha realizado más de cien exhibiciones como la de Premoño.

Desde Cantabria, llegó el que consiguió el tercer puesto, Dominique Gómez un experto en cursos de horsemanship, que imparte tanto en su rancho, La Luna, como donde lo precisen.

Luis Coto, el organizador, participó en el  I Desafio, además de ocuparse de la organización del evento, del que tanto él, como el jurado, como los participantes se han mostrado muy satisfechos por la gran asistencia de público y por  la repercusión mediática, en diversos medios de comunicación nacionales.