Publicado el: 26 Nov 2018

La aldea desaparecida de Castañedo

Historia de un pueblo tragado por la montaña en Belmonte de Miranda en el siglo XVII

Esquema del corrimiento de tierras/ Javier F. Granda

Por Javier F. GRANDA
Historiador

 

La actual aldea de Castañedo (Castañéu) en el municipio de Belmonte de Miranda situada a 129 m de altura, en la falda del monte Courío y al lado del río Narcea, tiene una población de 34 habitantes, 15 mujeres y 19 hombres, según refleja el Nomenclátor 2017 (SADEI). Hace unos veinticinco años regresando de la fragua romana «El Machuco» en el mismo municipio, mi amigo Eutiquio Menéndez, que me llevópara conocerla, me relató vagamente, pues solo disponía de referencias orales, algo que había ocurrido entre las aldeas de Alava (Salas) y Castañedo (Belmonte) donde un pueblo entero había desaparecido al venírsele encima la montaña. Según me dijo no había quedado rastro de este pueblo sepultado.Recuerdo haberlo hablado más tarde con otro amigo, Armando Graña, etnógrafo, que también disponía de vagas referencias. Nunca olvidé esta historia. Luego fui concretando y descubriendo que en la zona no sólo se había desmoronado el Courío, sino que también del otro lado del río, en la zona de Salas,se había desprendido parte de la ladera donde se asienta Ovanes, arrastrando unas tobas calcáreas que interrumpieron el cauce del Narcea, represando el río y anegando la vega. Las tobas aparecen esparcidas por el pueblo de Castañedo y se emplearon para la construcción de numerosas edificaciones.

Quise proponer este suceso como una pequeña investigación para el Aula Universitaria de Gran Historia (2017-2018) de la Universidad de Oviedo, pero, por falta de datos, no pudo ser. Quería plantear cómo ese accidente geológico que afectó a la vida de los hombres de este enclave entre los municipios de Salas y Belmonte de Miranda, tiene una explicación desde ese conjunto de disciplinas que es la Gran Historia. Esa avalancha que por dos momentos se produce de un lado y de otro del río Narcea, tiene mucho interés desde diversos enfoques, pero vamos a observarlodesde la Arqueología y desde la Historia como potencial objeto de estudio. Unaaldea del siglo XVII al completoyace sepultada bajo toneladas de rocas y tierra en Castañeu, con todo lo que supone: asentamiento, moradores, animales, enseres, etc.

Hubo de pasar algún tiempo hasta que un día, leyendo con calma “El Tesoro de los Lagos de Somiedo” (1916), de Mario Roso de Luna, que perteneció a Fermín Canella, digitalizado para la Biblioteca Virtual del Ppdo.de Asturias, encontrara en la página 392, subrayado a lápiz, intuyo por el propio Canella, el título con el que Roso de Luna refiere lo ocurrido cuando le explican, a su paso por aquel lugar, lo del desprendimiento de los enormes bloques de caliza que un alud arrastró sepultando el viejo pueblo de Castañedo. Advierte el autor que “entre los manuscritos de la Academia de la Historia aún podéis hallar la relación de tal catástrofe en una hoja del tomo ciento cuarenta y tres de los «Papeles de Jesuitas» escrita por el Padre Gaspar de Ibarra, documento que lleva el larguísimo título de (subrayado por el propietario del libro) “Relación de un caso nuevo y portentoso que sucedió en el Principado de Asturias, en el mes de Marzo, de mil seiscientos cuarenta y cuatro, no lejos de la ciudad de Oviedo. Fue certísimo y tuvo tantos testigos oculares, como personas tenía aquella comarca y vecindad”.

Consultada la Real Academia de la Historia en Madrid, me proporcionan el documento digitalizado del que Roso de Luna deja seña. Al transcribir el documento, encuentro que en el título Roso de Luna se refiere a “Relación de un caso nuevo y portentoso” y yo leo “Relación de un caso raro y portentoso”, pero más allá de eso, tenemos la versión de Gaspar de Ibarra, un jesuita que el Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España (Tomo III) impreso en Madrid en 1876,citaal referirse a Oviedo expresando que “pasan de setenta las obras o escritos que tratan de la geología de la provincia de Oviedo, desde el manuscrito del P. Gaspar de Ibarra, fechado en 1644, hasta la Memoria que acerca de los trabajos geodésicos y topográficos ejecutados sobre el manchón carbonífero del centro de la provincia, acaba de publicar la Comisión del Mapa (…)”.

Los estudios geológicos reconocen las observaciones del jesuita. Parece que fue dado a este tipo de asuntos pues él mismo le dice al destinatario de la noticia el día 2 de abril de 1644 que “con (esto) se me quede VR.con Dios, que le tengo abrumado con tanto monte”. Relata Ibarra:

Esta escribo a VR.habiéndole cansado poco ha, solo por avisarle de un caso el más portentoso, que han visto asturianos en estas partes (…) sin añadir colores a la historia, más de cómo pasó, de esta suerte: Seis leguas de aquí estaba a días ha un lugar poblado, si hoy yermo, llamado Castañeda en el Concejo de Miranda que debía de tener 40 vecinos (bastante número para los que hay en esta tierra). A vista de este lugar pigmeo se levantaba un gigantón monte, que aunque grande no le asombraba al lugarcillo por estar distante de él, más que desde ese Colegio a La Anunciada. Pero porque eche de ver VR. la poca firmeza que hay en las cosas de esta vida por más rocas que sean, una noche cuando toda la gente del lugar estaba recogida en sus pobres chozas, en el mayor silencio comenzó a dar estallidos horrendos el monte arrojando de sí un pedazo tan grande de la cima, y con tal violencia, que vino a caer con tal proporción en el lugar vecino que sin dejar una casa le arruinó todo no perdonando vida alguna de cuantos vecinos en él moraban: y dejando el lugar de modo que uno que fue de aquí a verle, afirma que no hay rastro de tal lugar y que ha quedado todo aquello como si tal población no hubiese sido. Este mismo nos dijo en casa, que a su vista habían sacado 26 cuerpos muertos, y hallado un padre y una madre y 3 criaturas todos juntos muertos también. Y lo que pasma a los que conocen esta tierra, es que estando los lugares de por acá esparcidos con una casa allí, y otra acullá, pudiese este monte coger todas las casas, sin perdonar sagrado (falta texto) el mismo fracaso la Iglesia, en la cual cuando hallaron la custodia del Santísimo aunque vacía, según dicen. No parece sino que el monte andaba saltando de casa en casa sin más asiento del que supo tener en sus más firmes cimientos. Y háceseme probable, porque quien tuvo habilidad para atravesar de un salto un río que corría en medio de él y el lugar, y dar consigo en la otra parte, con distancia grandísima, mucho mejor la tendría para andarse a salticos jugando por todas las casas. Sucedió otra cosa también extraña, y es que esta misma noche (en que debía haber Luna) salieron 6 hombres a cortar leña a este monte y los que se quedaron allarriba muertos y al otro se le trajo consigo al lugar dándole el consuelo de morir entre los suyos. Otros 5 hombres andaban pescando en el río que pasaba por medio, y los hallaron ahogados, sin haber caído nada del monte(…).

Para el caso del deslizamiento de los terrenos de Ovanes, sobre el Narcea,se desconoce la existencia de fuente escrita, quizás a esto se refería la reseña en el “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850) de Pascual Madoz, al referirse a Castañedo, indicando que el río Narcea “en 1844 salió de madre arrancando gran parte de esta feligresía, especialmente en el pueblo de la Vega, donde destruyó varias casas y graneros”. La referencia oral del suceso que he podido recoger en la zona y que datan grosso modo mediado el siglo XIX, aún pervive en las gentes del lugar. Es destacable que el Courío fuera objeto de explotación por los romanos que quisieron extraer el oro de sus entrañas; aún se perciben las cortas en las laderas que caen hacia el Narcea. En su cima se encuentran los enclaves extractivosdela Fana del Alto de la Bruevay más adelante los deMillara, Antoñana o Villaverde,hasta llegar a las explotaciones actuales de Orovalle en Boinás.Oralidad y fuentes literarias muy diversas son las que permiten conocer infinidad de aspectos sobre la historia de nuestros pueblos que el tiempo, al igual que las rocas, sepultan profundos.

 

Comentarios:
  1. José Carlos FErnández-Vicente dice:

    Me parece muy interesante el artículo firmado por Javier F. Granda sobre Castañéu. En efecto hay documentación y datos de estos dos sucesos acaecidos en Castañéu.
    Me gustaría poder contactar con el Sr. Granda para contrastar datos.

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