Un fallecido al apoyarse en una barandilla en la Senda del Oso

La víctima, un ciclista, se precipitó a la carretera As-228, poco antes del cruce de Caranga hacia Teverga

Una familia de Valladolid presenció la violenta caída delante de su coche e inicialmente pensaron que era de un animal

Redacción/ C. Á / Proaza

Un hombre ha fallecido esta mañana al apoyarse en una barandilla en mal estado en la Senda del Oso, y precipitarse a la carretera de los valles, la AS-228. El siniestro se produjo cerca de las doce de la mañana, cuando la víctima, un varón que hacía la Senda en bicicleta, se apoyó en la barandilla y se cayó a la carretera. La Guardia Civil recibió el aviso a las 12 de la mañana, de un ciudadano que alertaba de que se había producido un accidente de tráfico. Al llegar la patrulla de tráfico, comprobó que se trataba de un varón, un ciclista, que se había precipitado a la carretera, con su bicicleta, presuntamente tras romperse la barandilla de madera en la que se había apoyado. El hombre no portaba documentación y está aún sin identificar. A la zona se trasladó una unidad de la Policía judicial, que ha iniciado las investigaciones para aclarar lo sucedido.

Una vez más, el abandono en el que está sumida la Senda del Oso ha sido la causa un grave accidente, que costó la vida de una persona que circulaba en bicicleta por ella. Es la segunda vez que ocurre. La anterior, una turista falleció al precipitarse al vacío cuando hacía una fotografía.

El suceso tuvo lugar inmediatamente después del inicio del tramo que partiendo de Perihuela, (Desfiladero de Peñasjuntas) se dirige a Quirós, en una zona con todas las vallas rotas y desperdigadas por la orilla, aunque abundantemente señalizada con cinta de plástico de advertencia, muy envejecida que denota el largo tiempo que lleva puesta. Según algunos testigos el ciclista se despeñó con su bicicleta hasta la carretera AS-228, en caída vertical de unos veinte metros, si bien la bicicleta quedó colgando de la vegetación.
Fueron testigos presenciales los miembros de una familia de Valladolid que cuando se dirigían al Oso Goloso de Proaza, justamente para alquilar bicicletas, se vieron sorprendidos por la violenta caída de un cuerpo que se estrelló delante de su automóvil, y que en principio atribuyeron al cuerpo de un animal.