Redacción/Grado
Los niños y las niñas de Belmonte de Miranda no sólo aprenden sentados en clase. Gracias al proyecto arqueológico que desde hace años desarrolla en el concejo la arqueóloga y profesora universitaria Margarita Fernández Mier, a través del grupo de investigación Laboratorio de Paisaje, Historia y Patrimonio (LLAB®), los niños están aprendiendo a ser «detectives» del pasado de su propio territorio, con el proyecto educativo ConCiencia Histórica. Con la colaboración del Ayuntamiento, el profesorado del colegio y bajo la dirección del arqueólogo de la Universidad de León Pablo López, los escolares están aprendiendo a mirar su entorno con ojos científicos. «Desde el inicio del curso escolar se vienen desarrollando diversas actividades dentro del proyecto educativo del centro, con la arqueología y el patrimonio del municipio belmontino como hilo conductor. En este segundo cuatrimestre el propio proyecto educativo ha girado en torno a la historia del antiguo monasterio de Santa María de Lapedo, del que aún se conservan vestigios en la villa de Balmonte, localizados en el espacio hoy denominado El Convento. En este lugar estamos realizando una excavación arqueológica con la participación del alumnado y profesorado del centro y bajo la dirección científica del grupo LLAB®», señala Pablo López. «El objetivo es introducir al alumnado en el método científico a través del estudio arqueológico profundizando en la relación entre las preguntas históricas, las analíticas científicas y el patrimonio cultural».
Las actividades comenzaron el pasado septiembre, con una visita a las excavaciones de Vigaña. Tras conocer sobre el terreno los trabajos, se hicieron distintos talleres: «un taller de arqueología forense protagonizado por nuestra antropóloga, Laura Gutiérrez Mesa, que introdujo al alumnado en los misterios que guardan nuestros huesos. También nos acercamos a las nuevas tecnologías a través de la realización de modelos 3d de piezas de cerámica, para enseñar al alumnado a registrar y estudiar los materiales arqueológico, tarea que corrió a cargo de César Martínez Gallardo, especialista en modelado 3d. Hemos diseñado una base de datos para documentar los restos del monasterio desperdigados por la villa de Balmonte, trabajo en el que esperamos poder contar con la colaboración de los vecinos y que iremos completando poco a poco a lo largo de próximo curso», enumera el director científico del proyecto. El resultado es que cada uno de los niños y niñas se han convertido en pequeños guardianes de su propio patrimonio, al que aprenden a querer a través del conocimiento. El curso culmina con una excavación arqueológica pública, que se celebra hoy y mañana, de 10 a 14 horas.
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