Publicado el: 29 Jun 2019

La asociación Albura, 15 años de campamentos en Belmonte de Miranda

La organización madrileña elige todos los años al concejo asturiano para sus actividades de verano al aire libre, «ya son belmontinos de corazón»

Un grupo de niños, en una ruta del campamento de Albura en Belmonte

Redacción/Grado

Casi un centenar de niños de Madrid y otros lugares de España pasan todos los veranos sus vacaciones en Belmonte de Miranda. Lo hacen de la mano de la Asociación Cultural Deportivo-Recreativa Albura, una entidad sin ánimo de lucro que nace en 1989 con la intención de fomentar la dimensión didáctica de las actividades de tiempo libre. «Son nuestros vecinos de verano desde hace 15 años que eligieron nuestro concejo para venir de campamento con niños y niñas desde los 7 años hasta los 17», señala la alcaldesa, Rosa Rodríguez.
«Para los vecinos de Belmonte forman parte del paisanaje, son como las golondrinas que vienen
cada año a pasar aquí un verano más fresco que en sus lugares de origen por lo que no es
extraño, para los habitantes de la villa, verlos haciendo sus conocidas yinkanas para conocer el
pueblo o para los vecinos de los pueblos de Dolía y San Martín por donde pasan con sus
mochilas para hacer las rutas que finalizan en acampada en algún punto del concejo. Para nosotros, los de aquí, no deja de ser sorprendente que casi 100 niños disfruten tanto de nuestro entorno, al igual que sus familias, que cada fin de semana cuelgan el cartel de completo en nuestros establecimientos, ya sea para dormir o para comer el día que vienen de visita», destaca la regidora belmontina.

Los chavales se vinculan al concejo en el que pasan parte de los veranos de su infancia, y algunos que empezaron como acampados vuelven como monitores a pasar el mes de julio, «lo que les convierte en belmontinos de corazón, siempre interesados en colaborar y en hacer partícipes a los jóvenes del pueblo de sus actividades, ya sean fiestas o eventos deportivos. No está de más decir que su estancia en el pueblo reporta unos ingresos muy importantes de los que disfrutan los alumnos del comedor del colegio público, en forma de productos de primera adquiridos en los comercios locales, algo impensable de otra forma», concluye Rosa Rodríguez.

Una de las actividades del campamento

 

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