Las Parroquias Rurales proponen para el nuevo Plan Forestal más permisividad con el eucalipto para la obtención de madera y biomasa, pero también quieren potenciar el castaño, las quemas controladas e invertir más en prevención de incendios
Redacción/Grado
La Federación de Parroquias Rurales (FAPAR) propondrá a la Consejería de Desarrollo Rural del Principado que se permita la plantación intensiva de especies arbóreas productivas, algo que en la actualidad está prohibido, con el objetivo de rentabilizar los bosques asturianos, tanto con la explotación maderera como con la biomasa. Entre las especies que quiere favorecer está el eucalipto, aunque solo en las zonas en las que ya existe. Otra de la propuesta que llevarán al debate sobre la elaboración del nuevo Plan Forestal (PFPA) será más inversión para la prevención de incendios forestales, creando puestos de trabajo en la zona rural y fijando población, promocionar el castaño y la biomasa y las quemas controladas, así como la reducción de los acotamientos por incendios.
Para FAPAR, los objetivos del PFPA vigente desde el año 2001, tendrían que haber sido “conseguir con carácter sostenible el máximo de beneficios y servicios procedentes de los montes asturianos, en favor del mayor número de ciudadanos, con preferencia de las poblaciones rurales. A la par que propiciar la creación de nuevas actividades generadoras de empleo que mejorarán la economía y la calidad de vida de los habitantes del mundo rural”, objetivo que para las parroquias rurales no se ha cumplido.
«También se preveía como objetivo a conseguir un gran cambio en el uso del territorio, ya que las superficies arboladas y de pastos del Principado se incrementarían sustancialmente. Concretamente, la superficie arbolada pasaría del 31% de la superficie total del Principado al 49%”. Esto es 192.486 hectáreas más de las que había en 2001 (o, lo que es lo mismo, una media de 48.021 hectáreas cada 15 años). Estos mayores incrementos se iban a dar en los bosques de frondosas naturales, con una regulación de otras especies introducidas como el eucalipto, no permitiendo, en este caso concreto, un aumento mayor de 9.000 hectáreas al cabo de los 60 años, o, lo que es lo mismo, una media máxima de 2.250 hectáreas de eucalipto cada 15 años». Tampoco -añaden- se ha conseguido este propósito
El secretario general de FAPAR José Manuel García del Valle y el secretario técnico Ignacio Arias Díaz, participan en la actualización del PFPA, para lo que se ha creado un grupo de trabajo en el seno del Consejo Forestal. Ambos grupos tendrán como misión desarrollar las principales líneas del nuevo modelo forestal centrado en la prevención de incendios, la fijación de actividad, el aprovechamiento de los recursos y la generación de riqueza en el medio rural.
FAPAR asegura que tiene puestas grandes esperanzas en el nuevo PFPA, aunque entienden que deben priorizar algunas medidas. Así, inciden en la prevención de incendios. «Al momento actual, el Principado de Asturias está invirtiendo ingentes cantidades de dinero en extinción, siendo muy exiguas las destinadas a prevención, lo que conlleva pérdida de patrimonio forestal y mantener vivo el problema de los incendios. La prevención de incendios, además de prevenir, como su propio nombre indica, contribuye a la creación de puestos de trabajo en el mundo rural, lo que coadyuva a luchar contra un fenómeno que es necesario solucionar, cual es el despoblamiento. Si se crean puestos de trabajo, se fija población». Piden además abordar «con valentía y sin complejos» el fenómeno de las quemas controladas. Consideran que a mayor número de quemas controladas autorizadas, «menor número de incendios intencionados. Es esta una ecuación indiscutible».
Desde FAPAR ha propuesto también apostar por las energías renovables como la biomasa. «Constituye un valor en sí misma y ya es hora de emular el modelo que siguen otras CCAA. En este contexto, una de las propuestas que hace FAPAR es permitir la plantación intensiva, actualmente prohibida. Admitida esta práctica, se obtendría un mayor rendimiento del monte: primero, utilizando la entresaca para la biomasa; segundo, con la poda y, por último, con la venta de madera. Estos tres factores combinados secuencialmente garantizan un rendimiento continuo del monte».
En lo que atañe a las especies forestales las parroquias rurales apuesta por la utilización de plantones de eucalipto Niter, «previa regulación, y circunscribiendo su uso a las zonas en las que actualmente existe Eucalipto Globulus. No debemos cercenar la posibilidad de que los propietarios forestales planten este tipo de eucaliptos. Todo lo contrario, entendemos que por su mayor resistencia al frío y a la humedad esta especie debe permitirse por debajo de 500 metros de altitud, y ello para evitar introducir cambios indeseables en el tipo de arbolado en la media y alta montaña de nuestra región». En cuanto a superficie proponen «la necesaria hasta completar las hectáreas que el actual Plan Forestal determina».
FAPAR planteará además que en las plantaciones de pino y eucalipto se creen unos anillos de protección contra incendios en zonas de caminos rurales con la plantación de otras especies como abedul, haya o fresno «que, por su resistencia acreditada a la combustión, dificultarían los inicios y propagación del fuego tan rápidamente». A ello habría que añadir la construcción de cortafuegos más anchos pasando de los 30 metros de ancho actuales a 60 metros o más, en función de la masa arbolada existente en cada monte.
En el tema del castaño «debe de buscarse ya una solución al problema que hoy tenemos en nuestros montes y luchar porque a su producto, la castaña, se le dé un valor en el mercado para así contribuir a configurarla como un aliciente más de nuestro medio rural. Igual actuación patrocinamos para la miel y los pequeños frutos».
FAPAR abordará también los acotamientos en caso de incendios. «Su uso indiscriminado puede resultar injusto y altamente perjudicial, máxime para quienes deben utilizar los pastos afectados y nada han tenido que ver con los incendios», señalan.
Respecto a las concentraciones parcelarias, tanto agrícolas como forestales, las parroquias rurales entienden que es un instrumento «de capital importancia para acabar con el minifundio y poner en valor las fincas, así como para clarificar la propiedad de la tierra. En esta línea, abogaremos porque se permitan asociaciones de propietarios privados que puedan hacer concentraciones privadas de parcelas y que la Administración del Principado corra con los gastos que generen».
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