Luis G. DONATE
Un mes más me alegra encontraros a todos aquí, en estos tiempos en los que reina el esperpento en todas sus formas, con virus y demás peligros al acecho, cada cara amiga con la que uno se cruza es una bendición. Hechas ya las formalidades de rigor y esperando de corazón que todos estéis bien, vamos a ponernos manos a la obra que lo que hoy traigo es sumamente interesante.
“Tiempo de males, tiempo de héroes “ o eso dicen. En mi humilde opinión los héroes están de maravilla, ahora más que nunca hacen falta trabajos espectaculares de personas con el poder o la influencia necesarias o simplemente con una capacidad fuera de lo común, pero hay más gente en esta extraña batalla que nos toca vivir. Sí, lo sé, parece que me desdigo de lo que ya conté en otros artículos sobre los héroes y su importancia pero no es así, es un pequeño homenaje a estos tan necesarios tramoyistas de la vida. Mirad, esta mañana veía yo las noticias matinales y como no hay más que virus y las diferentes implicaciones que tiene con todos los sectores de la sociedad, me paré a pensar y caí en
la cuenta de que somos como los griegos en Troya. Cuando había batalla, los focos se centraban en Aquiles y sus espectaculares y sangrientas coreografías envuelto en bronce pero apenas reparaban en el bueno de Odiseo, Ulises como yo acostumbré a llamarlo siempre, que cuando los hombres de Héctor atacaron las naves griegas formó con sus hombres y sin heroicidades ni extravagancias logró repeler el ataque y lo más importante, reducir sus bajas al mínimo. Dios me libre de compararme a él, pero pienso que Homero ya en aquellos tiempos se dio cuenta de la epicidad del hombre corriente que cada día hace lo suyo y con pequeños actos le gana la batalla al caos, esa sería una de las razones de que nuestro perspicaz rey de Ítaca tuviese un canto épico para él solo. Hubo quien dijo que Aquiles y Odiseo eran las dos vertientes del guerrero, el homicida heroico que cambiaba el curso de los combates él solo y el disciplinado que mantenía la cabeza fría y se centraba en salir vivo y cumplir con su deber pero eso es cosa de otro artículo.
En resumidas cuentas, este artículo es un humilde homenaje a todos los odiseos/as que hay por ahí, desempeñando todos los trabajos que hacen que el mundo se mueva, la intendencia de este “ejército” que somos intentando vencer al famoso bicho. Esto es todo por este mes, que Atenea, la de los ojos verdes, protectora de Odiseo, os conceda buenos vientos y que todos, seamos Ulises o Aquiles, nos podamos ir manteniendo sanos y a salvo. Hasta más ver.
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