Estas piezas son básicas para el encendido en frío y su vida útil se prolonga si usa materiales de calidad
La bujía de incandescencia es un componente importante que se usa para el encendido en frío de vehículo con motor diésel. A diferencia de los motores normales de gasolina o gas, las máquinas diésel no necesitan durante su funcionamiento ninguna ayuda en forma de una chispa generada por un bujía de encendido. El diésel es un combustible que se enciende por autoignición, es decir, el motor desarrolla su potencia de forma independiente con la compresión adecuada. No obstante, se requiere una temperatura de funcionamiento determinada. Antes de alcanzarla, el motor diésel necesita la ayuda de una fuente de encendido externa: las bujías de incandescencia.
Una bujía de incandescencia es una pieza bastante sencilla desde un punto de vista técnico. Está compuesta principalmente por una espiga de acero o carbón que comienza a arder debido a una alta tensión. Tienen normalmente una vida útil muy larga de cientos de miles de kilómetros o más. El cambio de una bujía de incandescencia es algo más complicado que reemplazar una bujía de encendido, dado que es menos accesible. No obstante, están diseñadas como piezas de desgaste cuyo recambio no presenta obstáculos considerables.
Reemplazar una bujía de incandescencia
A la hora de reemplazar una bujía de incandescencia se recomienda cambiar también el seguro de la unidad de precalentamiento que tiene que resistir altas tensiones en cada arranque y que también se desgasta con el tiempo. Un vehículo con un seguro de precalentemiento quemado no vuelve a arrancar hasta que éste se cambie. Un vehículo con motor diésel en frío tampoco se puede arrancar empujando como ocurre con los coches de gasolina.
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