La centenaria, que nació en plena pandemia de gripe española, celebró hoy su cumpleaños en su casa de La Rasa, y recibió la visita de la alcaldesa, Maribel Méndez, y la concejala Asunción Arias

Gran contadora de historias y romances, no se pierde un ‘rosco’ del programa ‘Pasapalabra’, y lo que más echa ahora de menos es «nun poder ver a los mis neños», sus once nietos y nueve biznietos

Esther Martínez/Las Regueras

Mercedes González Llana es la abuela de Las Regueras; cumple hoy 100 años. En La Rasa, su casa, un caserío entre Santullano y Lazana, no para de sonar el teléfono para felicitarla. Nació en Ca Llana, a menos de un kilómetro de donde vive, un 10 de noviembre de 1920 y allí vivió hasta que se casó con Manín al poco de acabar la guerra civil, al que conoció bailando en alguna romería de la zona.
Tuvo catorce hermanos, cuatro hijos, once nietos y nueve biznietos. Sus hijos Maribel, Rosalina, Manolo y Carlos pudieron acompañarla hoy, además de su nuera Fina, la mujer de Manolo, su fiel cuidadora, que hoy además hizo de peluquera para dejar a la abuela bien guapa antes de soplar las velas de su
centenario. Desde el Ayuntamiento de Las Regueras, la alcaldesa Maribel Méndez y la concejala de Servicios Sociales. María Asunción Arias, le entregaron un regalo que agradeció emocionada.
No se pierde cada día un programa, “el rosco de Pasapalabra gústame mucho; lo que más de la tele”. Aún sigue degustando una buena fabada y
“echando un cantarín de vez en cuando”. Gran contadora de historias y recitadora de romances y coplas, gracias a su buena memoria se publicaron hace unos años, en anuarios de La Piedriquina y alguna de las piezas fueron incorporadas al repertorio del grupo folclórico y de investigación “La Xordía”. Cuando tiene ocasión aún se acuerda de alguna de los cantares que bailaba y dice: “Has de mandaila a Fonsín el gaiteru pa que la aprenda: ‘Esta noche y la pasada, ¿cómo no viniste amor? estando la noche clara y el caminito andador’”.
El mayor acontecimiento del año para ella es además de su cumpleaños y las fiestas familiares, la fiesta de Santullano, que cada año se celebra en la finca de su casa. “Qué guapa ye la armonía familiar y de los vecinos”, afirma siempre Mercedes el día del bollu al que no falta.
“Lo que más siento ye nun poder ver a los mis neños”, refiriéndose a sus nietos y biznietos. Uno de ellos; Mateo cumple ocho años el mismo día que la
bisabuela y este año no pueden celebrarlo juntos. Dice que esto del virus, tendrá que pasar algún día; ella que nació justo en plena epidemia de la
gripe española y sufrió la guerra y la postguerra, sabe de tantas adversidades, y de salir adelante, que cree que “todo pasará”.
En octubre del año pasado fue reconocida como “Mujer Rural del Año” y durante varios años, en el Día del Jubilado también fue homenajeada. Mercedes de La Rasa es el ejemplo de mujer rural, con mayúsculas. Sabe de semillas y de cosechas, de los partos de los animales y su relación con las
fases de la luna, de cocinar para treinta y amasar cada semana pan para “un regimiento”, como ella dice. De ir al mercado en burro, de repasar calcetines, de blanquear alpargatas, de llevar los calderos de agua en la cabeza, segar hierba y cuidar de los suyos y cumple un siglo admirada y querida por todos sus vecinos. La fórmula para llegar a su edad, el optimismo, la vida activa, el sentirse útil y la capacidad para afrontar las dificultades y especialmente sus ganas de vivir.