El Occidente astur se queda sin voz

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Por Emma ÁLVAREZ ALBA

Ayer se nos fue una de las plumas más brillantes. Una triste despedida, una pérdida irreparable para nuestra tierra. Luis Arias Argüelles-Meres era ante todo una persona buena. Una persona generosa. Una persona con una humildad admirable. Luis Arias siempre estaba donde tenía que estar, jamás donde no debería estar. Solo ayer se equivocó el destino y nos lo llevó a donde aún no debería ir. El occidente astur se queda sin uno de los suyos, sin sus palabras siempre certeras, siempre reclamando lo justo para esta zona olvidada.

Enamorado de Somiedo, no tanto como de su Llanio querido, siempre nos acercó a las figuras ilustres del concejo. Desde Flórez Estrada hasta José Manuel Feito. Desde los maestros de la república hasta los niños y niñas que tenían que hacer kilómetros para llegar al Instituto de Grao a cursar los estudios. Somiedo siempre presente. Recuerdo todas las charlas, todas las mesas de debate en las que participó en este concejo. Con la generosidad que le caracterizaba siempre, decía que sí de forma absolutamente desinteresada. En esas ocasiones nos contaba el cariño que sentía por este lugar que le recordaba los viajes que hacía con su padre, con su familia.

Luis Arias Argüelles-Meres nos emocionaba cuando escribía sobre su Llanio del alma, porque nos recordaba nuestra infancia, nuestro río, nuestros zapatos nuevos el día de fiesta. Igual escribía sobre la recogida de manzana, que sobre los manzanos en flor. De la misma forma nos acercaba al amagüestu, como a la luna de agosto desde el Narcea. Con esa prosa lírica que se nos mete por la piel y nos seduce para siempre.

Pero Luis Arias también nos abría los ojos ante la realidad política de esta Asturias castigada por las incomunicaciones, por la corrupción o por los sindicatos de enseñanza alejados de la tiza. Luis Arias siempre imparcial, siempre honesto, siempre respetuoso con el lector. Se nos fue el oviedista, único equipo de futbol al que pertenecía por devoción paterna desde su niñez. Echaremos en falta cada domingo su análisis azul. Ahora, cuando Vetusta vuelve a dormir la siesta, se nos fue. Ahora que tanto necesitábamos su palabra universal. Hoy toda Asturias llora su pérdida: los lectores, los vecinos, sus alumnos, sus compañeros, sus amigos, su familia. Hoy la palabra se quedó sin voz. Se nos fue la voz de Occidente, del Suroccidente asturiano.

Que la tierra te sea leve.

Emma Álvarez Alba

Apartamentos Rurales La Pinietsa

Valle de Lago

Somiedo

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